FICHA TÉCNICA



Título obra ¡Libertad! ¡Libertad!

Autoría Millôr Fernandes y Flavio Rangel

Notas de autoría Margarita Mendoza López / traducción

Dirección Rafael López Miarnau

Grupos y Compañías Teatro Club

Elenco Emma Teresa Armendáriz, Augusto Benedico, Jorge del Campo

Notas de elenco Chela Nájera y Nan Redi / solistas; Amado Díaz Muñoz / guitarra; Javier Sánchez Cárdenas / batería; Fernando Sánchez Madrid / contrabajo; Milton Redi, Ma. Elena Osmanchuck, Ma.Cristina Steger y Silvia Ortega / coro

Escenografía Julio Prieto

Música Milton Redi

Productores Teatro Club




Cómo citar Reyes, Mara (seudónimo de Marcela del Río). "¡Libertad... Libertad..!". Diorama de la Cultura, 1966. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

Diorama de la Cultura, Excélsior

Columna Diorama Teatral

¡Libertad... Libertad..!

Mara Reyes

Autores: Millôr Fernandes y Flavio Rangel. Traducción, Margarita Mendoza López. Música: la que pide el texto, salvo en tres canciones Milton Redi. Dirección, Rafael López Miarnau. Escenografía, Julio Prieto. Producción, Teatro Club. Reparto: Emma Teresa Armendáriz, Augusto Benedico y Jorge del Campo. Solistas, Chela Nájera y Nan Redi. Músicos: Amado Díaz Muñoz, Javier Sánchez Cárdenas y Fernando Sánchez Madrid. Coro: Milton Redi, Ma. Elena Osmanchuck, Ma. Cristina Steger, Silvia Ortega, etc.

Con la presentación de la obra ¡Libertad! ¡Libertad! de los autores brasileños Millôr Fernandes y Flavio Rangel, el director del grupo Teatro Club, Rafael López Miarnau, y con él toda la compañía, obtiene uno de sus mayores éxitos. Estas líneas no son otra cosa que la prolongación del aplauso que estalló en las manos de un público entusiasmado.

Sería difícil definir el estilo de dicha obra, pues aunque tiene música, no podría jamás catalogarse como una comedia musical, tampoco como una tragedia musical. En ella, por medio del humorismo y la denuncia, quedan plasmados los momentos luminosos y los momentos vergonzosos de las luchas libertarias que la humanidad ha vivido y vive. Los libertadores, los sojuzgados, los héroes y los antihéroes, los que han caído por defender la libertad humana y los que han caído por querer doblegarla, los que la cantan ylos que la enmudecen: todos, ocupan su lugar en el tapete.

"¡Libertad, esa palabra
que el humano sueño alimenta
que nadie hay que la explique
ni nadie que no la entienda”.

Bajo este signo se desenvuelve una obra llena de esperanza en el futuro y condolida por todos los sacrificios que exige el futuro. Al ser pronunciada la palabra final de la obra, por labios de Prometeo: ¡RESISTO! es el pueblo del Brasil el que habla, pero son también todos los pueblos del mundo, actuales y pasados; es Sócrates y Lincoln, es García Lorca y Bertolt Brecht, es Morelos y Tiradentes, es el pueblo judío y es el negro.

Una obra escrita como protesta musicada, magna por cuanto que no fue concebida de manera localista; sus autores no se sitúan sólo como brasileños, sino como ciudadanos del mundo y toman la palabra por el pueblo norteamericano y por el ruso, por el francés o por el español. Contraponen la tragedia con la sátira y pugnan por el canto y por la risa como medios catalizadores, o purificadores.

Paradójicamente, los autores enfrentan las palabras de Hitler: “¡Instalaremos tribunales nazis y rodarán las cabezas!” con la de Kennedy: “¡Conciudadanos del mundo: preguntad, no qué pueden hacer por vosotros los Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre!”. Enfrentan hechos: un poeta soviético sin empleo es condenado a trabajos forzados. Un soldado norteamericano que se niega a matar al enemigo, es fusilado. Ambos tenían veinticuatro años. Enfrentan consecuencias y consumaciones. Los problemas sociales y políticos son privados de toda vestidura panfletaria, y expuestos para que sea el público, su juez.

Y para dar consistencia a este canto universal, Emma Teresa Armendáriz, Augusto Benedico y Jorge del Campo, hacen sonar sus voces implacablemente solidarias a las de los autores. Y Rafael López Miarnau, compone, amalgama, y da vida al canto.

Cuando Emma Teresa interpreta a la mujer judía de Terror y miserias del III Reich o a Ana Frank, lo mismo que cuando Benedico toma el puesto de Lincoln, Sócrates o Miguel de Unamuno; o cuando Jorge del Campo personifica al poeta soviético o al soldado norteamericano, uno se pregunta ¿cómo un actor puede tener tal capacidad de desdoblamiento, de ubicuidad? Estar en un personaje y en el otro, estar en todos y en cada uno con certeza, con esa increíble sinceridad es arte, y arte sumo.

¡Y qué decir de cantantes y músicos! Chela Nájera, desborda gracia. Nan Redi, emociona con su voz. Milton Redi –autor de la música de tres de las canciones– da ritmo al conjunto. Y con ellos, Amado Díaz Muñoz en la guitarra; Javier Sánchez Cárdenas en la batería; Fernando Sánchez Madrid en el contrabajo y el coro, concilian ejemplarmente música, baile y palabra.

Excelentes también son la traducción de Margarita Mendoza López y la escenografía de Julio Prieto. Con gran imaginación, el director creó una correspondencia e interrelación entre los magníficos colaboradores que tuvo para este montaje, dando por resultado un espectáculo de insólita perfección.