FICHA TÉCNICA



Título obra Una viuda sin sostén

Notas de Título De seis a ocho asesinar a López (título original)

Autoría Juan Chorot

Elenco Óscar Pulido, Alfredo Varela, Yuyú Blengio, Ariadna Welter, Héctor Suárez, Rosa María vázquez, León Michel, Rafael Banquells

Espacios teatrales Sala 5 de diciembre




Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "Una viuda sin sostén, de Alfredo Varela, en la sala Cinco de Diciembre". Novedades, 1963. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

Una viuda sin sostén, de Alfredo Varela, en la sala Cinco de Diciembre

Armando de Maria y Campos

No es un error adjudicar a Alfredo Varela, veterano actor mexicano, la paternidad responsable de una comedia que se llamó De seis a ocho asesinar a López, de Juan Chorot, porque de la pieza original sólo quedó en la versión libre, muy libre, libérrima, de Varelita, el juego de situaciones entretenido, muchas veces empleado en comedias de enredo.

Si tuviera autoridad para ello propondría a las que manejan los espectáculos en México, que se pusiera fin a la costumbre de adaptar libremente piezas de teatro. Si el adaptador colabora con el autor hasta dejarlo en segundo término, mejorándolo algunas veces, empeorándolo las más, lo justo es cargarles la responsabilidad a los dos escritores –es un decir– que pergeñaron la pieza. Esta vez, Varelita fue más lejos que otras veces y convirtió la pieza original en un atracán que no es posible tomar en serio ni en broma.

Algunas piezas de teatro no resisten el análisis más piadoso. Esta es una de ellas. Convertida en farsa de astracán –lo mismo valdría decir astracán convertido en farsa–, no tiene más propósito que el muy modesto de divertir al público de paladares estragados. Por no ofender a algunos espectadores podríamos decir que a públicos sin paladar. Esto no es óbice para que el espectador ría. Cuando se va al circo y aparecen los clowns, los payasos, los tontos de pista, el espectador ríe, no importa su edad física. Lo mismo pasa con las piezas de teatro en que intervienen, como en este caso, Óscar Pulido, Varelita, o Yuyú y a veces Banquells, porque su oficio de actor le permite abarcar los más diversos géneros. ¿Qué le resta hacer al cronista? ¿Cruzarse de brazos? Simplemente registrar un hecho sin remedio.

Reapareció en la escena la hermosa actriz Ariadna Welter. Pasa por ella con dignidad y discreción. Su talento y su profesionalismo merecen algo mejor.

Tres sorpresas proporcionó al cronista este astracán. La revelación del joven actor cómico Héctor Suárez, cuya actuación es sobresaliente y prometedora. Su porvenir es envidiable, en caso de que no se tuerza o malogre; la gracia personal de Rosa María Vázquez y la increíble negación para la escena del señor León Michel, por cuya culpa –estaba en un programa de TV– la función se atrasó una hora. Mejor hubiera sido comenzar sin él. Ignora todo lo que a la escena se refiere. Si tiene afición a representar, e insiste, habrá que esperar muchos, pero muchos años, para verlo convertido en un actor al que tome en serio el público de teatro. No se puede jugar con el arte de representar comedias. El teatro es un juego peligroso.