FICHA TÉCNICA



Título obra El prestamista

Autoría Fernando Jasseau

Dirección Cuauhtémoc Salas

Elenco Guillermo Zarur, Alicia Montoya

Espacios teatrales Teatro Ciudadela




Cómo citar Rabell, Malkah. "Un espectáculo singular, El prestamista". El Día, 1991. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

Un espectáculo singular, El prestamista

Malkah Rabell

No todos los días tenemos la oportunidad de presenciar una obra donde un primer actor realiza a tres personajes, a tres caracteres, a tres tipos distintos. Tal es el caso de esa obra: El prestamista, del autor chileno Fernando Jasseau, aún desconocido en México, pero que no tardará en hacerse popular.

¿Drama, comedia o tragi-comedia? No sabemos muy bien en qué género colocarla a esta pieza en tres actos que se nos hace muy novedosa, muy original y que se presenta en el teatro Ciudadela bajo los auspicios de Cuatro Estaciones así como de Servicios Sociales y Culturales, y Subdirección de Acción Cultural.

Obra no muy corta aunque sólo cuenta con dos intérpretes, Guillermo Zarur y Alicia Montoya, intérpretes de primera fila, lo que se hace cada vez más raro en una época cuando las 80 salas teatrales de nuestra capital van abriendo sus puertas a la nueva generación que triunfalmente irrumpe en todos los escenarios con todos sus derechos de conquista que corresponde a la juventud, pero también con todas sus fallas de inexperiencia aún frescas. En El prestamista el reducido número de protagonistas permite que dos excelentes actores: Guillermo Zarur y la primera actriz Alicia Montoya, ocupen todo el reparto.

El tema de la obra da la oportunidad a Zarur de realizar el "tour de force" de interpretar en cada acto a otro personaje. Y lo hace con unas caracterizaciones tan diversas, tan distintas unas de las otras que parecen tres comediantes, tres individuos diferentes. Zarur es el sinvergonzilla [sic] de los bajos fondos, de los barrios paupérrimos de una ciudad cualquiera, que nunca tuvo un poco de felicidad en la vida y quien pudo haber matado en un descuido o en un acto de furia a un prestamista mucho más sinvergüenza que el pobre diablo a quien acusan y a quien ha explotado durante toda su vida. En el segundo acto Zarur se vuelve el "Marqués", éste sí un bribón de las altas esferas, muy elegante, de buen hablar, pero de espíritu sucio y de muchas triquiñuelas en el bolsillo. Por fin, en el último acto a Guillermo Zarur le tocó el papel más difícil, el de un financista de mente retorcida,un hombre de pocas palabras, introvertido y peligroso. El actor logró individualizar a semejante personaje con mucho sentido psicológco, como sin esfuerzo, con unos pocos rasgos, con muy pocas palabras y muy poco maquillaje. Ese carácter difícil fue el mejor logrado, cuando pudo demostrar que no sólo sabe hacer reír, sino también pensar.

En el papel de su Señoría, el juez, Alicia Montoya, a quien hace bastante tiempo que no tuvimos la suerte de ver actuar en los escenarios capitalinos, probablemente demasiado ocupada en la televisión, aunque no tuvo la misma posibilidad de lucimiento que la figura masculina, fue excelente, con sus parlamentos y con sus silencios. Figura un poco misteriosa, a la cual el autor, Fernando Josseau tal vez quiso asignar el papel de la conciencia.

Bajo la dirección del muy joven director, Cuauhtémoc Salas la representación se mantuvo en un ritmo muy disciplinado y los actores dieron lo mejor de sí mismo.

Ante ese espectáculo de tan sólo dos actores, con ese texto de corte policial en apariencia, pero que nada tiene de detectivesco, en cambio es divertido e interesante, el público se divertía y se interesaba por el misterio de descubrir al asesino del prestamista, y permanecía apasionado hasta el final. Se ofrece cada viernes durante una muy corta temporada.