Tiempo Libre

Columna Teatro

Por el gusto de morir bajo el volcán
Esfuerzo interesante

Bruno Bert

Bajo el volcán, el conocido libro de Malcolm Lowry, es de 1947 y la no menos famosa versión cinematográfica de 1984. Es decir, más o menos conocemos la historia (bastante autobiográfica) del ex cónsul inglés residente en Cuernavaca que pasa su último día en medio del alcohol y su vano intento de reconciliarse con su pareja, que acaba de regresar para intentar salvarlo mientras en Europa se dejan sentir los temblores de una guerra cercana. Ahora, David Hevia escribe y dirige una versión para teatro a la 4ue llama Por el gusto de morir bajo el – volcán, que se presenta en El Galeón.

La versión es muy cercana al original y con una fuerte impronta literaria, aun sobre la materia teatral. Así, lo que predomina es el valor del discurso, de la palabra, del juego de ideas convocado por éstas, en el amplio espacio escénico que se plantearía como el bar del "Hotel Casino de la Selva", donde se alojan los personajes. El espacio, que se muestra enorme, está apenas acotado por una barda de madera en listones, como suele haberlos en los negocios calurosos v nonulares de provincia. Ignoro cómo era el original mencionado, allá en Cuernavaca, pero la propuesta, a cargo de Julia Reyes Retama, responsable también de la iluminación, intenta involucrarnos como si más o menos fuéramos parroquianos presenciando los desvaríos de un borracho en fase terminal. No lo logra totalmente y queda en un ambiente sugerente pero un tanto desvaído, difícil para aferrar a través del ámbito ese mundo delirante del protagonista. Allí, a lo largo de casi tres horas, se suceden las escenas, a veces temáticamente reiterativas, con un final de muerte anunciado desde el principio.

La dirección se maneja con un trazo que podríamos llamar "convencional", y una conducción de actores que, aunque intenta ser intensa, más o menos transita por la misma línea. Sin sorpresas formales y sin exponer de manera creativa ese mundo en disolución y cambio. La novela –considerada, tal vez un poco exageradamente entre tantas candidatas a lo mismo, una de las más importantes del siglo XX– parece de fácil lectura pero está cargada de meandros y recovecos donde Lowry intenta casi con desesperación desarrollar sus ideas, que a veces oscilan entre brillantes iluminaciones y lugares comunes. Y así la puesta. Sólo que en un texto escrito las imágenes se imaginan y en una puesta éstas deben por lo menos estallarnos a la vista a través de los actores, sus cuerpos muchas veces torturados por el dolor y los recursos que el teatro ofrece. Si no, lo que nos cae es una lluvia de palabras impotentes para reflejar ese infierno que se plantea.

El equipo de actores lo conforman Rafael Sánchez Navarro como el cónsul, mientras que Marina de Tavira asume a la esposa que regresa y Sergio Cataño, Miguel Cooper, Miguel Conde, Miguel Ángel López, Luis García, María del Carmen Félix e Ingrid Espejel integran el entorno de la historia y el protagonista. El trabajo es correcto, sólo que no siempre las escuelas de actuación parecen coincidir –sobre todo entre quienes asumen la pareja protagónica–, lo que provoca ciertos desequilibrios, como si se borrara el riel donde debe darse el encuentro y los desencuentros de esa relación.

En definitiva, un esfuerzo interesante por acercarnos a aquel mundo pero con ciertas dificultades técnicas y actor es que vuelven un tanto áspera y distante la atención del espectador.

POR EL GUSTO DE MORIR BAJO EL VOLCÁN. Autor y director David Hevia. Con Rafael Sánchez Navarro, Marina de Tavira, Sergio Cataño y Miguel Cooper. Teatro El Galeón, Centro Cultural del Bosque, Paseo de la Reforma y Campo Marte (Metro Auditorio), 5280-8771 exts. 502 y 503. Jueves y viernes, 20:00; sábado, 19:00; domingo, 18:00 horas. Loc. $150. Sistema Ticketmaster, 5325-9000. Adolescentes y adultos. Duración aproximada 165 mins. (Centro)