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Columna El Teatro

Las fascinadoras, en el teatro de Los Insurgentes

Armando de Maria y Campos

Sería curioso revisar las causas que arrasaron con la gran tradición de los teatros de variedades primero, de los de revista, después. Las generaciones de espectadores actuales que no vieron las revistas de los Belasco en Nueva York, de los Velasco y de Julián Santacruz en México, y para continuar refiriéndonos a la metrópoli, el Bataclán parisiense de madame Rasimi, los espectáculos frívolos del catalán Sugrañes y las también fastuosas revistas de María Conesa, o de Prida Ortega y Castro Padilla, o de Mario Vitoria, no tienen idea de los espectáculos de revista que pasaron por los escenarios de la ciudad de México.

Ahora, estos deslumbrantes espectáculos se han reducido a la comedia musical, inventada por los norteamericanos. En la imposibilidad, por diversas causas, de que en México se montan nuevamente revistas, los jóvenes aficionados a los espectáculos líricos y frívolos producen e interpretan comedias musicales con la alegría y el desenfado de sus años mozos. Las fascinadoras, libreto de Felipe Santander y partitura de Raúl Sáyago, abre el camino al renacimiento de este género en nuestro medio.

El libreto de Felipe Santander, que reconoce su origen en otros inéditos de Jaime Rojas, de Oscar Ledezma o de Juan de Saro, refiere una historieta ingenua, a ratos melodramática, entre jóvenes deseosos de ser artistas. Como está interpretado por jóvenes que dan los primeros pasos, también de baile, en este género, el espectáculo resulta de muy agradable frescura y de ambiente auténticamente primaveral. La partitura del joven maestro Sáyago es fácil y juguetona, como corresponde a este género, y en ella hay números que denuncian a un compositor de ágil y original inspiración.

Lo más valioso del espectáculo Las fascinadoras es la juvenil y entusiasta interpretación que le dan a esta alegre comedia lírica los mejores representantes de la nueva ola que viene haciendo sus primeras pruebas frente a las cámaras electrónicas, en divertidos "programas" de televisión.

Es muy probable que entre el numeroso grupo de jóvenes intérpretes de Las fascinadoras se encuentran las futuras grandes figuras de este género. Lo cierto es que ellas lucen preciosas y entusiastas y ellos ágiles y empeñosos. De ellas recordamos a Titina Romay, Angélica María, Amalia Tuero, Blanca Guzmán, Celia Verónica, en particular, porque todas son lindas y no carecen de facultades. Felipe Santander se repartió el protagonista, y actúa frenético de entusiasmo; apuntan como actores o bailarines que alcanzarán renombre Arturo Cobo, Roberto Guzmán, Leopoldo Salazar, Rogelio Guerra, Enrique Mondragón y Alejandro Malpica. Se deja ver, naturalmente porque es un maestro coreógrafo, Edmundo Mendoza. La dirección de Xavier Rojas tiene aire de ingenuidad e inexperiencia, pero es alegre. La escenografía de David Antón cumple dentro de lo que precisa este género.