FICHA TÉCNICA



Título obra Quebranto

Autoría Dolores Plaza

Dirección Abraham Oceransky

Elenco Tina Romero, Gregoria Álvarez de las Hayas, Horacio Salinas, Adolfo de las Hayas, Muriel Fouilland

Escenografía José de Santiago

Espacios teatrales Teatro Helénico




Cómo citar Rabell, Malkah. "Quebranto, con dirección de Abraham Oceransky". El Día, 1992. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

Quebranto, con dirección de Abraham Oceransky

Malkah Rabell

Hace, más o menos, unos veinte años, Abraham Oceransky era uno de esos muy jóvenes directores de escena, hombre orquesta, adorado por una generación apenas más joven que él; maestro de una generación entregada al teatro que lo endiosaba. Oceransky lo era todo en el escenario: director, escenógrafo, diseñador de trajes y hasta a menudo autor del texto al cual recurría. Era uno de esos jóvenes extravagantes que representaban una época de cambios, que ya había adoptado diversas religiones de lo más raras: el budismo y el confucionismo; que había ayudado a construir y entregar a los jóvenes actores el teatro Galeón, poniéndolo al servicio de grupos vanguardistas; quien había puesto el desnudo de moda, y no sólo para actores aislados, sino para grupos enteros, como en Los simios, donde todo el reparto andaba sin ropa: como monos desnudos.

Y de pronto Oceransky dejó la capital y se fue a Jalapa, de la cual volvía de tanto en tanto con una obra ya estrenada en provincia. Quebranto es la primera obra de su nuevo repertorio que veo en el DF, en el teatro Helénico. Y a mi gran sorpresa, y a mi mayor dolor, Oceransky –tal como desde algunos meses sucede con casi todos los directores de escena– fracasó, como si tratara con este título, Quebranto, designar su propio destino.

El pueblo suele decir: "sin harina no se hacen pasteles". Tampoco se puede hacer un buen montaje escénico sin la ayuda de un buen texto. Y el texto de Quebranto –obra de Dolores Plaza– es detestable. Tampoco un director sincero –y Oceransky lo es con todo el alma– puede entregar su esfuerzo a una obra en la cual no cree. Esta creación de Dolores Plaza me parece que le quema los dedos. Y su desesperación parece transmitirse al público. Por lo menos al auditorio del estreno, al cual asistí. Y tal como me pregunté hace unos días: ¿Por qué fracasan todas las adaptaciones para escena o para la pantalla de la admirable narrativa de Juan Rulfo? me vuelvo a preguntar: ¿Por qué tuvo que poner en escena A. Oceransky semejante obra que ni es drama ni es comedia, ni es nada. Oceransky pudo adaptar una obra tan compleja como Marat Sade de Peter Weiss, pudo adaptar la encantadora Alicia en el país de las maravillas, porque creía en ellas. No se puede tener la misma atracción hacia una obra de la cual no se entiende nada.Aunque el programa de mano, muy poéticamente insinúa: "Imágenes y símbolos constituyen el complemento de una forma particular de lenguaje teatral, destinado primordialmente a los sentidos. En el Quebranto ...este tono universal se concretiza en una historia que transcurre en una época colonial, cuyo eje son la pasión y la magia generadas por la guerra de castas... Punto de referencia del encuentro de tres razas en nuestra América." Hay mucho de verdad en lo que pretende el programa con estas palabras. Pero hay también otras, como la "guerra de castas" que no vemos por ninguna parte.

En cuanto a los actores, que son numerosos, Tina Romero, que desde mucho desapareció del escenario en la capital, en su papel de doña Gregoria Alvarez de las Hayas, si no sabemos muy bien si está loca, histérica o simplemente mala actriz. Horacio Salinas tenía tan poca confianza en su papel de marqués Adolfo de las Hayas como su director en la obra. La única figura que nos sorprendió por su belleza, digna del pincel de un gran pintor, era esa increíble belleza de Muriel Fouilland, belleza de color a quien todos los rasgos de su raza, que Muriel conserva en su rostro y en su personalidad dan mayor fuerza y carácter. Esa joven actriz sube por primera vez al escenario... y lo conquista.

Una persona hace poco me dijo que cree en los "ciclos" de la naturaleza y de la sociedad. Me parece que en este año 1992, estamos pasando por un ciclo de mal teatro en México. Lo que tal vez responda a este abultamiento increíble de actividad teatral en nuestra capital; a este crecimiento poco sano de "Compañías" –80, a ojo de buen cubero– sin contar con las universitarias ni infantiles. Fuera de la nueva versión de Alerta en misa, no he visto nada loable en nuestra capital en lo que va del año. Todo lo que sobrepasa las necesidades naturales de una sociedad o de un ser humano y cae en las exageraciones resulta poco sano e indeseable. Es lo que pasa con nuestro teatro, cuyo abultamiento no responde a su necesidad ni artística ni humana, sino al desempleo muy grande de nuestro pueblo.