FICHA TÉCNICA



Título obra Cyrano de Bergerac

Autoría Edmond Rostand

Dirección Roberto Sen

Elenco Roberto Sen, Christine Klitro

Espacios teatrales Jardín del Claustro del Teatro Helénico




Cómo citar Rabell, Malkah. "Cyrano de Bergerac y el final del romanticismo". El Día, 1992. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

Cyrano de Bergerac y el final del romanticismo

Malkah Rabell

Cuando yo era muy joven, me disgustaban las representaciones de Cyrano de Bergerac y de todas las demás obras de su autor. Edmond Rostand. En aquella época no sabia yo gran cosa de las teorías artísticas y solamente me dejaba guiar por mis instintos críticos, que siendo yo Escorpión debían ser bastante certeros. Hoy, cuando ya pasó la juventud y toda clase de teorías me ahogan e impiden ser sincera conmigo misma, me he vuelto mucho más tolerante con Rostand y sus obras. Y aunque Cyarno se parece más a Los tres mosqueteros que a ese espadachín-poeta del siglo XVII, que realmente ha existido y soñaba con un viaje a la luna, no dejó de interesarme bajo los rasgos de un excelente actor como Roberto Sen que tiene la inteligencia de buscar papeles que hacen al actor más de lo que el actor los hace.

La creación dramática de Cyrano de Bergerac por Edmond Rostand se debe a un año, el 1897, cuando la burguesía francesa estaba ya sólidamente instalada en el poder tanto político como económico. El Teatro Libre de Antoine ya tenia diez años; en la mayoría de los teatros parisienses se daban obras realistas, reflejo de la vida y del ambiente, con dramas de dinero, de ambiciones económicas, de avaricia y del egoísmo feroz de la humanidad, debidos a Alejandro Dumas Hijo, a Emile Fabre, a Octavio Mirbeau, y muchos otros; dramas y farsas de cinismo, de avaricia, y como dice Silvio d'Amico en su Historia del Teatro Universal a propósito de la aparición de las piezas de Edmond Rostand y de otros poetas románticos ¡Qué Ah, de alivio de los espectadores! Las mismas razones que llevaron al público en masas a las peores representaciones de los más envejecidos melodramas, la sed de ideal, de fantasía, de colores, de inverosimilitud, de lo extraordinario, las mismas razones motivaron el éxito de Cyrano de Bergerac."

Probablemente también yo esté cansado de las vanguardias, de los Becquett, de los Ionescos, como dicen los franceses: "Tout casse, tout lasse". Estamos sin duda todos cansados de tanta incongruencia, de tanto lenguaje que nos llevan a la nada. a la carencia de un tema, de un argumento. del amor, del idealismo. Y nos alegra ver tanto sentimentalismo, aunque canse por lo excesivo y lo repetitivo. Y nos alegra también que el primer actor sea menos feo de lo que exige la lógica de lo que quiso el dramaturgo para explicar el por qué la imposibilidad de enamorarse de él de Roxana. Tal como nos apareció Cyrano, que tenía una nariz demasiado larga (lo que actualmente no sería un defecto, ya que para semejante pequeñez existen muy buenos cirujanos) podía despertar el cariño de una persona tan romántica como Roxana. Si el director el mismo Roberto Sen tuvo el sentido común de pintar a su protagonista sin mayores defectos físicos fuera del largo de la nariz, tampoco el público tiene la necesidad de sentirse repugnado delante de una caricatura.

Edmond Rostand en la mayoría de sus obras lleva al escenario un gran número de personajes, casi una multitud. También esa característica nos conquistó en nuestra época cuando la economía de los empresarios obliga a la única presencia de dos, tres o cuando mucho a tres protagonistas. La introducción de cuatro bailarinas al final de cada acto, es una buena manera de obligar al público a quedarse en sus butacas. Y en fin la excelente interpretación del papel de Cyrano por Roberto Sen conquistó al público que al finalizar el espectáculo y aparecer la figura protagónica en el escenario, lo recibió de pie, todos como un solo hombre, con una nutrida ovación.

De la multitud de actores desconocidos que participaron en el reparto, casi no se puede decir nada, salvo de Roxana, la mujer amada por Cyrano en secreto, interpretada por Cristhine Klitro, que es joven, bonita y capacitada temporalmente para su papel. La escenografía es más bien debida a la naturaleza de ese jardín Claustro del Teatro Helénico, que pese a su belleza no deja de ser muy incómodo tanto para la actuación como para la asistencia del público. En cuanto a los trajes de época, del siglo XVII, casi no existían. Todo el conjunto se contentaba con lo que tenía a mano.Pero todas esas carencias importan muy poco cuando la obra gusta. Y decididamente Cyrano de Bergerac fue la obra que, a través de los años, más ha gustado de Edmond Rostand. Ni siquiera El Aguilucho, que inmortalizó Sarah Bernard tuvo la misma aceptación de los auditorios.

Con Cyrano de Bergerac, parece no sólo haberse cerrado con broche de oro la carrera de Edmond Rostand, también dio final a la escuela romántica.