FICHA TÉCNICA



Título obra Fuenteovejuna

Autoría Lope de Vega

Dirección José Solé

Elenco Eduardo Fajardo, Fernando Mendoza, Enrique Lizalde, José Baviera, Ofelia Guilmain, Guillermo Orea, Mario García González, Virginia Gutiérrez, Rubén Rojo, Carlos Monden, Raúl Valerio, Ángel Pineda, Mercedes Pascual, Ricardo Fuentes

Escenografía Julio Prieto

Música Leonardo Velásquez

Espacios teatrales Teatro Hidalgo

Productores Instituto Mexicano del Seguro Social




Cómo citar Mendoza, María Luisa. "Fuenteovejuna". El Día, 1963. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



imagen facsimilar

El Gallo Ilustrado, El Día

Columna Teatro

Fuenteovejuna

María Luisa Mendoza

Parecería que no se diera abasto el Instituto Mexicano del Seguro Social llevando a escena obras grandiosas, pero es un puro parecer, ya que el programa de sus dos teatros matrices, por decirlo así, el Xola, y el Hidalgo, no se apartan un ápice del programa planeado desde principio de año y que llena el anhelo de un grueso y ya fiel público que concurre a ambas salas gemelas a ver producciones ejemplares. Es cierto que no todas llenan los requisitos de perfección que han conseguido algunas como Las troyanas de Eurípides, citando la intocable, o Edipo Rey de Sófocles, que ya con eso es suficiente; pero en la generalidad cumplen un deber educativo que bien logrado o no es un hecho irrebatible por el que se habrá que luchar para que continúe adelante como una aseveración cultural de un país que va al progreso sin descanso.

Ahora le toca en suerte al público, le es dado uno de los monumentos de la literatura universal salido de la genial pluma del más grande autor que ha dado España, de Lope Félix de Vega Carpio –Lope de Vega–, monstruo iluminado, autor de más de mil obras –y muchos aseguran que hasta a mil ochocientas llegan sus grandezas dramáticas–, y miles de poesías líricas, novelas y poemas épicos, y poemas burlescos, y libros religiosos, y prosa e historia, y libros ascéticos, etc.

Menéndez y Pelayo da este juicio: “Bebiendo Lope en los puros raudales de la poesía popular y de las tradiciones españolas, creó un teatro todo acción y todo nervio, rápido y animadísimo, lleno de fuerza y de inventiva, más extenso que profundo, más racional que humano; pero riquísimo, espontáneo y brillante sobre toda ponderación...”

Esto corresponde cronométricamente al alma de Fuenteovejuna, que es canto popular, anhelo social y lucha por una justicia igual para todos. Asombra todavía la virilidad de Lope de Vega, su iracundia para fustigar toda tiranía que no pudo soportar ni en el pensamiento. Fuenteovejuna es la marcha impiadosa para acabar con algo que es en ese pueblecito español de los mil quinientos el símbolo de lo que ahora acontece en la patria socavada. Pero Lope en su inmortalidad sigue gritando lo mismo, y su furia y su rabia retumban en las conciencias de los hombres que hoy, siglo veinte, lo escuchan arrobados.

Entre tanto lo infinito de Lope, su Fuenteovejuna es de las preferencias mayores, obra para masas, para millones y millones de espectadores que habrán de vibrar con él en el tiempo. El Seguro Social se honra al llevar a escena tal maravilla de El fénix de los ingenios.

El director, José Solé, que ya dio prueba de su talento joven y que ahora demuestra saber abrir la mano y recibir el mensaje de los que jóvenes como él luchan en el mismo terreno creativo, volcó en Fuenteovejuna un espíritu que no corresponde exactamente a la rotunda, a la inclemente saña con que golpea Lope; en un tono más comedido, inclinándose por lo espectacular que recuerda la escena al aire libre, Solé imprimió no obstante una ligereza tal, una agilidad tan barroca y tan elaborada y asimismo –he aquí lo excelente– rápida, que consigue hacer correr la obra sin dilación, y armarla para que pueda ser saboreada por hombres de todas las culturas.

En el Fernán Gómez de Guzmán está Eduardo Fajardo magistral. Es él un actor impecable para lo que viene de Lope (ya se le vio en El Alcalde de Zalamea) por su fuerza de cuerpo, voz y proyección. Lo respaldan muy bien Fernando Mendoza, Enrique Lizalde y José Baviera, y lo secunda, un poco pasada de edad, pero grandiosa en el momento dramático, la gran actriz Ofelia Guilmain. Un reparto homogéneo conforma la buena marcha de la función, colaborando en tonos mayores de profesionalismo, como es el caso de Guillermo Orea, Mario García González, Virginia Gutiérrez, Rubén Rojo (un poco débil de dicción), Carlos Monden, Raúl Valerio, Ángel Pineda, Mercedes Pascual, Ricardo Fuentes, etcétera.

Muy acertadas la música de Leonardo Velásquez y la escenografía a todo color del maestro Julio Prieto, la cual sirve la intención de eficacia del director.