Tiempo Libre

Columna Teatro

De dragones y bestiario

Bruno Bert

Cecilia Lemus es una creadora teatral de carácter atípico. A través de los años ha ido forjando una estética de raíces medievales para desarrollar una poética absolutamente contemporánea, destinada a espacios cerrados de pequeñas dimensiones. Le interesa la muerte, la sexualidad, el rol de la mujer, la crueldad e investigar sobre las raíces del teatro, no para una arqueología de la imagen, sino más bien va construir equivalentes que se planteen problemas desde el hoy. Indudablemente se trata de un teatro muy personal, a veces bastante áspero, con rasgos de exasperación, que evita la complacencia y se arroja a unos pocos casi con fastidio. Ahora ha estrenado Dragonario, que se muestra en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes.

El discurso se centra en el mito de San Jorge (la fe) y el Dragón (el error), donde se rescata a la princesa (el alma) luego de una singular lucha cuerpo a cuerpo. Todo ello, por supuesto, en términos medievales, ya que aquí cobra otro sentido y dimensión en manos de esta directora. Propensa como es a la escatología, evoca las raíces místicas del mito y las reconvierte dentro de la sicología para enlazarlas a la polaridad contraria de la misma palabra, con abundancia de sangre y otros líquidos y vísceras que pueblan el interior de bestias y personas.

Interesante corno siempre es su propuesta espacial. En caso recurre al teatrino medieval, frontal a los espectadores, con su juego de telones elementales, pero los vincula a los actos de la magia (otro de sus intereses) y al valor que ésta da a las palabras, a los signos escritos y dibujados, procedentes de distintas culturas y épocas. Y con todo, más allá lo comprensible o hermético de los referentes empleados, logra un ámbito de gran sugestión, de absoluta teatralidad, aunque con él no intente realmente seducirnos, sino más bien confrontarnos.

Allí estarán el Dragón, San Jorge, la Princesa, el Rey y algunos inquietantes sirvientes de escena. El manejo de la puesta es dialéctico: genera pequeños trucos y de inmediato los evidencia como tales, como negándose a la poesía del cuento, a la fantasía de un imaginario elemental pero suficiente, cuidando que el desengaño prevalezca y el humo nazca sólo del sacrificio, con una falta de humildad teatral casi asombrosa, que al final nos deja un, poco fastidiados y casi ajenos al banquete que parecía prometido.

Los actores son manejados bajo la misma premisa, casi como negándose a sí mismos, evidenciándose como constructores, proponiendo máscaras, mostrando estructuras, usando el cuerpo casi como una ascesis, mezclando técnicas, sugerencias y convocando siempre en primer plano a la fealdad como camino hacia la verdad... aunque ésta sea una palabra también fabricada con el humo de los tiempos.

Especialmente provocador es el trabajo de Diana Lein –el dragón– en el manejo de una androginia que ya he visto en otros trabajos de la misma autora, con una gran fuerza que propone una extensión que supera el mero ámbito sexual.

En definitiva, si usted ya conoce las puestas de Cecilia Lemus, aquí la reencontrará sin duda alguna, tal vez con el agravante favorable de una mayor capacidad de síntesis. Si su nombre no le dice nada, digamos que valdría la pena ver Dragonario, aun sabiendo que tal vez le puede producir cierto desagrado.

DRAGONARIO. Autora y directora Cecilia Lemus. Con MiguelÁngel Gabriel, Diana Lein, Xóchitl López, Paula Santamaría yMartha Sánchez. Foro del Centro Nacional de las Artes, Tlalpan y Río Churubusco, Country Club (Metro General Anaya), 5420-4400. Jueves y viernes, 20:00; sábado 19:00; domingo, 18:00 horas. Loc. $80; descuento del 50% a estudiantes, maestros y afiliados al INAPLEN. Adolescentes y adultos. Duración aproximada 60 mins. (Sur)