FICHA TÉCNICA



Título obra La fierecilla domada

Autoría William Shakespeare

Dirección Seki Sano

Elenco María Douglas (Mary), Wolf Rubinski

Espacios teatrales Teatro Esperanza Iris




Título obra Soy inocente

Autoría Felipe del Hoyo

Dirección Felipe del Hoyo

Grupos y Compañías Compañía de Felipe del Hoyo

Elenco Clara Martínez, Luz Altamirano, América López, Josefina Ortega, Fernando Mendoza, Óscar Alatorre, Ramón Gay, Héctor Portillo, Enrique Alonso

Espacios teatrales Teatro Virginia Fábregas




Notas Comentarios de los espectáculos del fin de semana




Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "El sábado de Gloria en los teatros. Carnaval en hielo en el Estadio. Shakespeare. Pantomima. Soy inocente en el Fábregas, y nada más". Novedades, 1949. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

El sábado de Gloria en los teatros. Carnaval en hielo en el Estadio. Shakespeare. Pantomima. Soy inocente en el Fábregas, y nada más

Armando de Maria y Campos

Por primera vez, desde hace mucho tiempo, el espectador pudo escoger, entre media docena de espectáculos diversos, el que más emoción le pudiera proporcionar para cumplir con el rito teatral de no dejar pasar en blanco "la noche del sábado" de Gloria. En el Estadio Nacional el soberbio espectáculo típicamente norteamericano: Holiday on Ice, que esta vez, en su tercera visita a México, ofrece una revista titulada Carnaval en hielo; en el Iris, la versión de La doma de la fiera de Shakespeare, por el director japonés Seki Sano y sus discípulos, con Mary Douglas y Rubinski al frente de un numeroso reparto de actores aficionados; en el Fábregas, la presentación de la compañía dramática del actor y autor Felipe del Hoyo, y en el Ideal, ya definitivamente segregado de los espectáculos que la burguesía llama "decentes", una versión escénica de la vieja y en su tiempo discutida novela de Vargas Vila, Ibis, por el experimentado autor Lázaro Lozano García. En los teatros frívolos –el Tívoli y el Follies– variedades a granel. El cronista se vio precisado a guardar cama, vencido por la molesta enfermedad que llega acompañando a la primavera, la gripe, otros años llevada a los escenarios frívolos como tema de canciones o escenas burlescas.

A tal señor, tal honor... Empecemos por William Shakespeare. Su Fierecilla domada –con personajes del arte italiano– y con la vieja novedad de convertir la sala de lunetas en escenario, mediante la instalación de una plataforma que pone a los actores en contacto casi directo con el público, pudo lucir como espectáculo un poco para espantar a los públicos burgueses, aunque menos que en Bellas Artes la única noche que se presentó, porque ese diablo de travieso y audaz director que es Seki Sano logró, usando y aun abusando de toda clase de recursos, un gran espectáculo mixto de comedia, pantomima, ballet y circo, que no sólo divierte, sino que interesa, y a muchos apasiona, por la difícil facilidad con que se resuelven complicados problemas de movimiento escénico, de escenografía y de iluminación. ¡Lástima que tan brillante como deslumbrante y original espectáculo no haya logrado interesar al público en general! Quienes se han abstenido de asistir al Iris se han perdido la rara oportunidad de conocer un gran "divertimiento" y de ratificar las excepcionales calidades de actriz que posee Mary Douglas.

También ante reducido auditorio –pero, ¿dónde diablos se mete el ya sabemos escaso público de comedia, pero no tanto, estas noches en que se le ofrecen auténticas novedades, y vuelve la espalda a un noble esfuerzo para hacer buenas presentaciones?–, se presentó en el Fábregas la Compañía de dramas y comedias del actor, director y autor don Felipe del Hoyo, con el drama en tres actos y en prosa del propio Felipe del Hoyo, Soy inocente.

Felipe del Hoyo, que ha consagrado su vida al teatro como director y actor, ahora emplea sus mejores entusiasmos y el producto de una larga experiencia, en escribir obras, que serán la base de un modo de hacer teatro que cultivará definitivamente. Piensa Del Hoyo que el público se ha marchado del teatro –por lo menos una parte del público– porque no gusta de las cosas que ahora se hacen. Luego, lo que conviene para recuperar al espectador descarriado o indiferente, es volver un poco al pasado, volver a hacer lo que antes se hacía y siempre gustaba, y que podría ser novedad, porque –como dijo Gautier– no hay nada verdaderamente nuevo, como no sea lo viejo. Su primera obra, El gran mal, representada por Virigina Fábregas, primero en el Bellas Artes, y después en el Arbeu, dedicada a un gran actor mexicano, Godofredo de Velasco, que murió del mal de la lepra, fue un éxito de público, porque el autor Del Hoyo, excusándose de hacer literatura, logró una pieza de enorme emoción teatral. Como con esta, melodramática si las hay, con la que se presentó su Compañía, y que cada noche gusta, interesa, y aun apasiona más.

El tema de Soy inocente no es nuevo; al revés. Pero en ello descansa su acierto. ¿Por qué no ha de seguir gustando lo que siempre ha gustado?... Gusta, y gusta mucho. Trata Soy inocente del siempre renovado tema sobre el secreto de confesión, muy hábilmente manejado por Del Hoyo, quien no desdeña emplear recursos teatrales, efectistas, que siempre dan en el blanco de la emoción. Muy teatral, sobre todo, Soy inocente es una gallarda muestra del teatro de acción, trama y efectos que gustó siempre, antes del cine, claro, y que seguirá gustando, si, como en este caso, además de bien escrito y construido, está bien, muy bien representado. En la compañía de Felipe del Hoyo figuran actores tan experimentados como Clara Martínez, Luz Altamirano, América López, Josefina Ortega y Fernando Mendoza, al lado de elementos nuevos más o menos –Óscar Alatorre, Ramón Gay, Héctor Portillo, Enrique Alonso– que hacen de este conjunto uno de los mejores logrados desde hace mucho tiempo. Del Hoyo montó soberbiamente su pieza. Los aplausos que el público le tributó la noche que conocimos Soy inocente, y que él compartió con los demás elementos de su compañía, los estimamos muy merecidos.

Excelente adaptación de la novela de Vargas Vila Ibis, realizó Lázaro Lozano García para la inauguración de la temporada de comedias escabrosas que viene desarrollando inexplicablemente la ahora compañía titular del teatro Ideal, ante escasísimo público. Lástima de esfuerzo, de magnífica técnica, y hasta de tiempo. El poco público que encontramos en lunetas, pudo estimar la calidad de esta magnífica adaptación de una novela que ahora nos parece tonta, pero los actores tuvieron que luchar con la desorbitada incomprensión del tampoco no muy numeroso público de galería, que fue al teatro, envenenado por el reclamo de que vería una comedia "libre", creyendo ver cosas fuertes, y que exigía... con métodos que ya ha puesto en práctica, con fortuna en las temporadas que las "ombliguistas" sostuvieron en otros teatros.

Los "desfiles" de variedades en el Tívoli y en el Follies, con artistas, "nuevos esa noche" en cualquiera de los dos coliseos populares, mantuvieron la parroquia habitual de los populares teatros de barriada, que ahora cuenta con un competidor de algún peligro, la carpa Margo, en un punto equidistante de ambos, y que se sustenta de los pocos artistas o espectadores que logra arrebatar a uno o al otro.