diorama teatral |
tales como la hipocresía, el egoísmo, el interés mercantil en las relaciones humanas;
por otro lado, el mensaje moralizante se desprende de esa confrontación de
caracteres con la muerte, para lograr con la hilaridad y el disfrute del ocio,
un mensaje que haga a los ciudadanos mejores y más nobles.
Se advierte
pues, en la trayectoria seguida por Anaya, a lo largo de sus comedias, un paso
evolutivo, semejante al que diera la “comedia” en sus orígenes, de la pura
caricatura y del equívoco inocuo, a la censura específica de los defectos
humanos: de la satisfacción en la burla, a la crítica satírica más meditativa.
En Un minuto de silencio el público
halla lo mismo la risa que la reflexión; la denuncia de costumbres viciadas,
que el anhelo de superación.
Ignacio
Retes cuidó bien la atmósfera de la obra en sus dos planos (el de los vivos y
el del muerto) sin extralimitarse en la caricatura de los vicios, y sin melodramatizar las reflexiones del muerto. El uso de las
proyecciones es sumamente eficaz, así como su manejo de las luces. La
escenografía de David Antón apoya de
|
manera determinante las posibilidades de la dirección escénica. Probablemente
debido al nerviosismo del estreno, o a que algunos de los actores no tenían sus
parlamentos muy seguros, se escucharon algunas contradicciones (como que un
personaje diga que falta un cuarto para las ocho, y a los pocos segundos, otro
diga que son las diecisiete horas cuarenta y tantos minutos) y algunas
incorrecciones de sintaxis o de sentido, (como cuando Busquets habló de la
“falta de indiferencia”), errores seguramente circunstanciales y fácilmente
corregibles.
Aparte de
Raquel Olmedo, Ketty Barón y Marquesita Radell, que delatan su falta de experiencia teatral, el resto
del reparto se mantiene en un nivel de dignidad profesional, del que sobresale
Narciso Busquets, no sólo por ser el que encarna el personaje con mayores posibilidades
de lucimiento, sino también porque es un actor que sabe ser sincero en todas las
situaciones.
Ojalá que
esta obra, marque un viraje en la actitud de Los profesionales, hacia un teatro
comercial de mayor calidad.
|