pieza? Una actuación realista no
puede nunca proyectar todo e1 simbolismo de la obra de Wilder. Tal como se
llevó a electo la representación hasta se llegaba a dudar de la calidad de la
obra. Las actuaciones artificiales, ampulosas y sin profundidad.
Me causó la impresión de
estar viendo un teatro comercial venido a más, pero sin una idea progresista
que le diera consistencia.
En lo que se refiere a El zoológico de cristal, la diferencia
de calidad fue notoria. Hubo momentos magníficos. Aun cuando Helen Hayes
estuvo muy superior a su interpretación de la señora Antrobus de La piel de nuestros dientes, en
lugar de dar a la madre -en la obra de Williams- una ridiculez patética,
aprovechaba cada oportunidad para dar a su papel una comicidad que no estaba
de acuerdo de ninguna con el carácter del personaje. Tuvo sin embargo
momentos bastante logrados y se ve en ella su gran experiencia en las tablas.
¡Quizá demasiada!
William Smithers satisfizo en la interpretación del hijo.
Si se captó el espíritu de
Tennessee Williams, ello ocurrió casi exclusivamente en el segundo acto, en
las escenas entre Leif Erickson y Nancy Coleman, que fueron magníficas. A mi
juicio esta actriz fue la que causó una emoción auténtica, propia del gran
teatro.
Atención autores
dramáticos:
El Centro Mexicano de
Teatro, filial del Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO, han
convocado a un concurso nacional de obras dramáticas con un premio único de
DIEZ MIL PESOS,
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