frente a este sueño y a esta aspiración, el fatalismo del ciclo humano:
Adolescencia, madurez, vejez y muerte, que es aceptación de nuestro destino.
La expresión mímica es casi tan antigua como el
hombre. Sirvió primero como lenguaje, después como arte y filosofía. Ahora, Marceau, sin privarlo de su carácter filosófico y artístico -por lo contrario agudizándolos- enfatiza de
nuevo su primigenio uso del lenguaje, como arma de lucha para borrar fronteras,
para derrumbar los muros que aíslan al hombre y que le impiden la comunicación;
y se entrega de lleno a un arte universal y humano que enlaza y estrecha los vínculos que todavía pueden unir a los
hombres.
Quiero
terminar citando las palabras del propio Marcel Marceau para aquellos que |
|
no han podido ver sus espectáculos, pues quien los ha visto una vez, no necesita
sus palabras, ya que con su mímica, él lo dice todo:
“El mundo
de hoy quiere más que nunca encontrar un medio de comunicación mutua. Y la
pantomima es un arte universal que rompe las
|
barreras de los idiomas y habla a personas de todas edades, de todas clases
sociales y de todas nacionalidades. Pero sobre todo, es una iluminación y un
reflejo de nuestros sueños secretos y de nuestras frustraciones. Su fuente es
el tema más interesante del mundo: nosotros mismos”.
|
|