Óscar Ortiz de Pinedo tiene su público. Emilio Brillas tiene su público. Alfredo Varela (a) Varelita tiene su público. Reunidos los públicos de estos tres histriónicos dan un conjunto estimable de público capaz de hacer risueño cualquier negocio teatral. Ortiz de Pinedo, Brillas y Varelita son los pilares de un espectáculo que se presenta en la sala Cinco de Diciembre sin más propósito que dejar correr, a caño abierto, la risa de los espectadores.
    Varelita, que inició sus actividades literarias como guionista de cine, arregló después varias piezas de teatro, y creyendo dominar el oficio de componer comedias ha compuesto una que tituló Las intocables, con el buen orientado propósito de interpretarla en unión de actores de la estatura cómica de Ortiz de Pinedo y Emilio Brillas. Los tres y la señora Yuyú, esposa de Varelita, actriz cómica excelente que a veces de desborda, interpretan Las intocables, juguete o disparate cómico con un argumento pueril, de farsa, que concluye como cursi novela rosa. El truco -en la obreja todo es truco- de anunciarla

como "estrictamente para adultos", es ingenuo. Lo que pasa en escena, todo circense, lo pueden ver públicos menores de edad mental. Dos chicas y una sirvienta desean pasar una Nochebuena recurriendo al azar. El azar les depara tres amigos accidentales y al público una horas de entretenimiento.
    Ortiz de Pinedo, Brillas y Varela son tres buenos actores que se repiten con peligrosa frecuencia. El público se los sabe de memoria y ellos se saben de memoria sus personajes, que desde hace años son los mismos. Los actores ni siquiera se toman el trabajo de maquillarse. ¿Para qué?, si son ellos mismos los que actúan como personajes. Tan seguros de sí mismos que se divierten a brocha gorda con lo que en escena inventan o improvisan. El público satisfecho, a veces aburrido. Para actores de este corte no hacen falta actrices. En el caso a que el cronista se está refiriendo sólo Yuyú luce su gracia cómica en personaje bufo hecho a su medida. El pueblo es necio y pues la paga es justo... que dijo Lope de Vega hace más de cuatrocientos años, adivinando sobre la escena mexicana a Ortiz de Pinedo, a Brillas y a Varelita representando una obra antioriginal de Varelita.