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Niebla en el bigote

Armando de Maria y Campos

    ¿Espectáculos internacionales? Nos parece ambiciosa, desorbitada, la definición de esas... cosas que se vienen representando con alarmante frecuencia en algunos teatros de la metrópoli, en los que se hacen de las obras mangas y capirotes y actores de diversas categorías y muy acusados calibres salen a escena con el propósito de divertir a un público, al que estiman, además, de inocente e ingenuo, tonto. Teatro de ínfima calidad, sin más propósito que el de congregar a un público que tiene deseos de reír, y se ríe de nada o de todo. El más reciente ejemplo de esta clase de teatro es la pieza de Jorge Llopis Establier -muy señor nuestro-, titulada Niebla en el bigote, calificada por Espectáculos Internacionales como "divertida sátira policiaca".
    No hay tal, y para no complicarnos en este asunto, quiero decir para no ser cómplice de lo que pasa en la sala 5 de Diciembre, hay que decir la verdad. La "divertida sátira policiaca" del señor Llopis Establier, diz que ambientada por

Jorge Landeta, quien también la dirigió con exceso de acrobacia, es simple y llenamente una "pachanga" indigna de una capital de la categoría de la nuestra y aun de cualquier pueblo rabón que el lector quiera imaginar.
    La intriga policiaca naufraga, se ahoga, en una catarata de chistes de dudoso gusto, de escasa gracia y de situaciones de pista de circo, a veces. No sabe el espectador qué es en realidad la "sátira policiaca" de Llopis Establier. Unos actores convertidos de muñecos van y vienen por el escenario en un inútil esfuerzo por provocar la risa del público. Causa pena ver en este juego a comediantes tan estimables como la bella Ariadna Welter, como Miguel Manzano, como Guillermo Rivas, como Alfredo Varela o Isabel Nogueira, de gracia espontánea tan mal aprovechada.
    Puesto el cronista a decir algo en serio, apunta que el primer acto es mejor que el segundo, y que lo mismo ocurre con la escenografía de David Antón. ¡Qué no cunda el mal ejemplo!