Desde luego no es una obra fácil. Anouilh, discursivo
y enigmático, poético y desgarrante, no es un autor para alumnos de una
escuela teatral y sin embargo Lola Bravo logra una puesta en escena no sólo
decorosa, sino brillante. ¿Qué ha ocurrido? Sin duda estamos frente a un
talento de la dirección escénica.
Lola Bravo no suelta un momento a los actores, a base
de tareas minúsculas, como jugar con un alfiler o con un sombrero, crea la
situación emocional del momento.
Sobresalen Javier Marc, autor también de la excelente
traducción, y Aarón Hernán, que llevan la batuta del conjunto de la obra.
Va mi aplauso a la directora y a todos los
integrantes del grupo.
El difunto protesta. Teatro
del Músico. Autor, Harry Segal. Traducción, Ignacio Retes. Dirección, Enrique Rambal. Escenografía,
Julio Prieto. Efectos especiales, Saavedra. Reparto: Miguel Córcega, Bárbara
Gil, Emilia Carranza, Guillermo Lobo, Eduardo MacGregor y el propio Rambal.
No hay duda que cuando Rambal quiere, hace las cosas
bien. La obra de sabor ligero y con una trama ingeniosa, es de esas que
satisfacen a todo el mundo. No podría encajársela en un género determinado,
como comedia de enredo, de circunstancias, costumbrista, etc. Es simplemente
una comedia, a secas.
Bien dirigida, con muy buenos efectos especiales y
con actuaciones tan brillantes como la de Miguel Córcega y el propio Rambal,
además de las correctas interpretaciones de Bárbara Gil, Guillermo Lobo, etc.
Y enmarcada en una escenografía de muy buen gusto, la comedia es de esas con
las que se puede divertirse sanamente. No deje usted de ver al difunto que
protestó.
El canto de la cigarra. Teatro de los Insurgentes. Autor, Alfonso Paso,
Dirección, Manolo Fábregas. Escenografía, Julio Prieto. Reparto: Manolo
Fábregas, Angélica María, Tony Carbajal, Mapy Cortés y José Peña
“Pepet”.
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