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  María Idalia: …la vemos más madura, más cuajada.” [Pie de foto.]

 

     Asesinato sin crimen. Teatro Milán. Autor, J. Lee Thompson. Traducción, Canale. Dirección, José de Jesús Aceves. Escenografía, Jesús Berrospe.

 

Asesinato sin crimen… ¿Cómo puede ser eso?, nos preguntamos algunos al entrar al teatro, y después de terminada la obra la respuesta es clara. Difícil resulta hacer un análisis de ella sin

 

el último acto tiene escenas de verdadera altura.

A María Idalia, a pesar de que su papel sirve sólo para apoyar a los otros personajes, la vemos madura, más cuajada. María tiene aún mucho camino por delante y seguramente ocupará uno de los lugares de honor de la escena de México.

Olivia Michel, a la que no veíamos en teatro desde La mandrágora, la encontramos distinta, más desenvuelta y más segura de sí.

La dirección de Jesús Aceves nos pareció bastante acertada, uno de sus mayores aciertos es el ritmo, con un juego extraordinario de las pausas.

 

Manos de plata. Teatro Jorge Negrete. Autor, Francisco Serrano Anguita.  Dirección. Fernando Soler.

Si Rigoberto, obra anteriormente representada por don Fernando Soler (y de la cual aprovechan la escenografía) era de corte anticuado, al menos tenía la disculpa de estar bien escrita y de darle a Soler la oportunidad de lucirse corno actor. Pero Manos de plata no permite ningún lucimiento.

Cuando menos el programa debería señalar la acción a principios de siglo y no situarla en la época actual, ya que los problemas que en ella se plantean no tienen ninguna vigencia en estos momentos. Ahora, la juventud descarriada que representan los

 

DIORAMA TEATRAL

Por MARA REYES

que en un descuido revelemos algunos de sus secretos. Así pues, concretémonos a señalar que teatralmente su construcción es buena, muy bien escrita y que aumenta la atención del espectador a medida que la obra transcurre.

El personaje que hace Claudio Brook, que está muy bien logrado, como todo lo que hace Brook, es el que junto con Esteban (Carlos Cores), lleva todo e1 peso de la obra. Va dominando al público; se le percibe, se le adivina aún cuando no está en escena, se le odia, se le admira, se le… pero mejor me callo no vaya yo a cometer alguna imprudencia.

Hablando de los actores decía que Brook interpreta estupendamente su papel y hay que añadir que Carlos Cores no se queda atrás, entre los dos se desarrolla un verdadero duelo de virtuosismo y

 

 

 

“rebeldes sin causa” tiene motivaciones y formas de expresión muy diferentes de las de los “señoritos” acomodados de aquella época.

En cuanto al tono y la estructura de los diálogos resultan también anticuados, además de que el desarrollo de la obra es bastante lento.

En resumen, Soler, si quiere mantener un lugar preponderante, debe abandonar este género de obras y buscar otras que se adapten a su personalidad, pero que planteen los problemas que se viven actualmente y no refugiarse en un repertorio decadente que sólo va en su propio perjuicio.

En cuanto a las actuaciones, con las limitaciones que les imponen sus propios papeles, destaca Pilar Sen, Víctor Torres, que hace un “villano” que su buena actuación le da cierto sabor humano; Alicia Rodríguez y Jorge Mateos. El resto del reparto, discreto.