FICHA TÉCNICA
Título obra Murmullos
Autoría Luis Rodríguez Leal
Dirección Saúl Meléndez
Elenco Carlos Aragón, Ramiro Cardona, Patricia During, Carolina Politti
Iluminación José Acosta
Espacios teatrales Museo de las Culturas Populares
CÓMO CITAR
Bert, Bruno. "Para mirar a Rulfo". Tiempo Libre, 1997. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>
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Teatro
Para mirar a Rulfo
Bruno Bert
"Toda vida humana, individual o colectiva, gira en torno a un vago núcleo de contradicciones y sentimientos equívocos".
Jaime García Terrés
Una vez más Rulfo, su vida silenciosa y el asombro de su obra gigantesca. Y en esta oportunidad en una pequeña sala que se encuentra en el primer piso del Museo de las Culturas Populares. Un espacio no precisamente teatral al que se convoca por las noches —la magia es buena en cualquier parte a la hora del ocaso— para compartir una historia que se espesa en muchos referentes. Se trata de Murmullos, un material de Luis Rodríguez Leal puesto bajo la dirección de Saúl Meléndez.
Así como Pedro Páramo comienza con la llegada del protagonista a Cómala, Murmullos lo hace con el arribo de Rulfo al D.F. Y de allí en más parecen tejerse en la trama la vida del autor con la de sus personajes. Y también, posiblemente, elementos que se hallan personalizados en los actores y el director. Tal vez en sus propias historias, o quizás en la fantasía que fueron desplegando en la creación de sus muñecos. El clima de llegada a Cómala es de luz, de calor, impregnado posiblemente del ocre de la tierra que se apodera de las casas abandonadas. Todo es redondeado por el viento que sopla entre los bordes desgastados de las paredes cuarteadas y los techos que ya no están.
Aquí es al contrario: la ciudad es angulosa, metálica y con fuertes conos de oscuridad. El espacio vacío del escenario conjuga las dos vertientes. Como una cueva de tierra guardando la agresión, el recuerdo y las tumbas.
Es decir, que los actores crean el espacio junto con la historia, y de alguna manera también se quedan con las claves secretas de la construcción. Sólo reconocemos fragmentos, barridos de palabras que nos llegan desde el recuerdo de la obra de Rulfo, personajes que son y no son los de Pedro Páramo. Pero esto no es negativo, al contrario, tal vez es la clave de esa forma irreductible de construir su breve obra que tuvo el escritor jalisciense, y nos permite intentar reconstruir el rompecabezas de otra manera, a partir de las sugerencias tanto del escritor como las de los que ahora nos traen Murmullos en esta evocación teatral, y por supuesto de nuestra propia sensibilidad.
Sin embargo, a la prolijidad del trabajo, a la creatividad de los participantes, a lo acertado de ciertas soluciones e incluso a la calidad de sus actores, se le contrapone como una imposibilidad por dar al producto final una capacidad de impacto y transmisión pareja a la que se encuentra en la propuesta. Creo que lo que no termina de concretarse es un sistema coherente de lenguaje que, una vez asentado, sea capaz de florecer en mil distintas posibilidades formales. Este se halla bocetado, más intuido que desarrollado, como necesitado de un mayor tiempo de trabajo, de más obras que lo decanten en un estilo que puede pertenecer y sea distintivo ya sea del director o del grupo. Esa ausencia fragmenta el espectáculo y lo priva de ese plus creativo que produce el asombro. Vemos los pasos, sentimos la seriedad del trabajo emprendido... pero en arte, aun siendo importante, esto no alcanza.
Los actores son Carlos Aragón, como Rulfo; Ramiro Cardona en el papel de Preciado; Patricia Düring haciendo a Eduviges y Carolina Politti asumiendo a Susana San Juan, Doloritas y Dorotea. Se suma Gabriela
García Gabo trabajando como músico en escena a partir de la sonorización con objetos no convencionales (metales, botellas, etcétera). Todos ellos demuestran un trabajo muy acorde a las necesidades de la puesta, pero destacan Carlos Aragón y Carolina Politti que efectivamente dan ese paso que los ubicaría —de existir el contexto necesario— en el plano de las obras que se rescatan de la avalancha de materiales que vemos cada temporada.
En definitiva, un trabajo para ser visto y discutido a pesar de las limitaciones que contiene.