FICHA TÉCNICA



Título obra Cuba y su osito Teddy

Autoría Raynaldo Povod

Dirección Humberto Zurita

Elenco Luis Mario Quiroz, Sergio Jiménez, Luis de Icaza, Adalberto Parra, Adriana Barraza, Tomás Gorós, José María Calvario

Escenografía David Antón

Espacios teatrales Teatro El Galeón




CÓMO CITAR

Bert, Bruno. "¡No hagan osos!". Tiempo Libre, 1993. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



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Teatro

¡No hagan osos!

Bruno Bert

El teatro El Galeón ha sido reacondicionado en su aspecto, tanto el lobby como el largo pasillo que conduce a la sala. Se trata de una ambientación de David Antón que tiende a darnos la sensación de un metro neoyorquino. No pretende una ilustración naturalista, sino más bien una creación de climas, y por cierto no está nada mal, con sus grafittis y ese juego de texturas y humo a través del cual debemos atravesar los espectadores, medio apiñados como en la realidad evocada.

Lo que tal vez resulta bastante sorprendente es que una vez adentro del teatro, nos encontremos con una disposición tradicional, a la italiana, de escenario y butaquería, que de alguna manera minimiza el interesante esfuerzo inicial quebrando una propuesta menos convencional de visión escénica.

Estamos hablando del reciente estreno de Cuba y su osito Teddy de Reinaldo Povod que se llevara a cabo en este espacio del INBA bajo la dirección de Humberto Zurita.

La obra, efectivamente, está ubicada en Estados Unidos, y su acción transcurre en un barrio popular y en la actualidad. Es una zona ocupada por latinos, cubanos y mexicanos entre otros, como en una frontera de colindancia entre el mundo perdido de los orígenes y aquel seminegado perteneciente a los que son realmente americanos; aunque los hijos de esta generación —como el "osito" Teddy, por ejemplo— también lo sean, aunque acabalgados a la crisis de dos culturas enfrentadas.

Un padre divorciado que vive con su hijo adolescente y es visitado por amigos de su misma condición. Ha estado en la cárcel, fue baleado y es un pequeño traficante de droga que además consume, aunque no presente síntomas muy fuertes de adicción. Piensa que su hijo podrá estar al margen de esta realidad y crecer sanamente...

Naturalmente no es así y sobre estos conflictos de identidad, soledad y adicción, se estructura la trama. El material presenta sus claros y oscuros. Se inserta dentro de un realismo psicológico de vieja tradición americana, con un sesgo que se ha utilizado en las áreas de teatro chicano. Es literariamente fluido y con una buena dosis de humor, aunque un tanto esquemático en ciertos planteos y en la visión que nos da de ese tipo de latinos. Como dice el programa de mano, efectivamente no es una obra de intención moralista, pero hay concesiones emocionales, tal vez un poco acentuadas por la puesta. Digamos, sin embargo, que parece existir un buen acuerdo entre autoría y dirección, logrando un producto atractivo aunque sin la audacia propositiva que nos daría al suponer la ambientación inicial. Más bien se va por la tradición de los montajes correctos con un manejo más o menos acertado de actores.

En este sentido tenemos en los roles principales a Sergio Jiménez en el papel de "Cuba", bastante nutrido en la tradición de esos personajes que se comentan constantemente a sí mismos, aunque sin exagerar y con solidez en buenos tramos de la obra; Luis de Icaza como Jackie, algo débil en la narración de la absurda crisis con su esposa, pero de interesante composición en el resto del trabajo; y Luis Mario Quiroz asumiendo en Teddy, a la figura más naturalista; también un tanto lento al principio pero creciendo a lo largo de la obra y con momentos de acertada tensión. En lo que hace al resto del elenco con Adalberto Parra, Adriana Barraza, Tomás Gorós y José María Calvario el rendimiento es disparejo con algunos excesos un tanto caricaturales alternando con instantes más fluidos, aunque naturalmente en esto influye directamente el concepto manejado desde la dirección.

En definitiva, Cuba y su osito Teddy se nos muestra en una zona que hubiéramos deseado más expuesta a la aventura creativa. No está mal, aunque seguramente podría estar mejor.