FICHA TÉCNICA
Título obra El gesticulador
Autoría Rodolfo Usigli
Dirección Wilberto Cantón
Elenco Fernando Mendoza, Virginia Manzano, Narciso Busquets, Luis Bayardo, Araceli Chavira, Enrique Aguilar
Escenografía David Antón
Espacios teatrales Teatro Fábregas
Referencia Mara Reyes (seudónimo de Marcela del Río), “Diorama teatral. El gesticulador”, en Diorama de la Cultura, supl. de Excélsior, 22 marzo 1964, p. 2.
TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO
imagen facsimilar
Referencia Electrónica
Diorama de la Cultura, Excélsior
Columna Diorama Teatral
El gesticulador
Mara Reyes
El gesticulador. Teatro Fábregas. Autor, Rodolfo Usigli. Dirección, Wilberto Cantón. Escenografía, David Antón. Reparto: Fernando Mendoza, Virginia Manzano, Narciso Busquets, Luis Bayardo, Araceli Chavira, Enrique Aguilar, etc.
Cuando comenté con alguien que era increíble que el contenido político de una obra que fue escrita en 1938 continuara vigente y actual, la persona con quien conversaba me replicó que eso era prueba más que de una visión premonitoria del autor, de lo anticuada que era nuestra política... Sea por una o por otra razón, el hecho es que El gesticulador es un yo acuso a las supercherías de la política actual. El retrato es radiográfico, muestra los huesos, los nervios de un organismo, lo mismo individual que social, con un realismo apasionado. No puede ser la imparcialidad elemento deseable para un dramaturgo. Si desea expresar una realidad ésta tiene que presentarse abastecida con una carga emocional, con una exaltación que provoque en el espectador rebeldía, repugnancia o entusiasmo, pero nunca indiferencia. Esto lo sabe Usigli, de ahí que El gesticulador sea una obra exaltada. Ahora que para gustar de ella hay que gustar del realismo. Técnicamente su construcción es impecable, por cuanto sigue al pie de la letra las reglas de la composición dramática, no en vano es también él autor del Itinerario de un autor dramático.
Wilberto Cantón al dirigir la obra obtuvo de los actores el máximo rendimiento. Conjuntar a Virginia Manzano, con su estilo un tanto viciado y Narciso Busquets, con la frescura del suyo, no era tarea fácil, no obstante logró resultados positivos. Sobresaliente fue también la actuación de Luis Bayardo y Fernando Mendoza.
Sólo una divergencia de criterio tengo que oponer a la concepción de Wilberto Cantón. Se trata del final de la obra, el cual difiere del texto original al de Usigli. Si Cantón quería enfatizar el parlamento, aquel de que: "Donde quiera encuentras impostores... asesinos disfrazados de héroes... caciques disfrazados de demócratas..." etc., podía haber recurrido a otro recurso que no fuera el cambio de iluminación, ya que éste rompe el estilo de la obra, se opone a su unidad. Es un recurso inapropiado para una obra realista, desconcierta, con lo cual en vez de dar mayor significación al parlamento, se la resta. Dichas palabras pronunciadas en el momento climático de la obra, son por sí mismas elocuentes y acribillantes, no precisan de una reiteración que por inadecuada las debilita. Pero si Cantón quería enfatizarlas de esa manera era licito que lo hiciera, lo que sí resultó excesivo, fue el haber repetido esas palabras por el megáfono (en la escena final) –nunca escribió Usigli tal reproducción–, repetido el efecto de luz y dado otra intención a la actitud del personaje –como lo indica Usigli– para irse de la casa, se pone a recitar un parlamento que no estaba escrito. Con ello Cantón sólo logra que el mensaje de la obra sea demasiado obvio, sin tomar en cuenta que es el espectador quien tiene que llegar por propia conclusión a la idea que el autor expone. El adelantarse al espectador, el digerirle el alimento va en perjuicio de la obra misma ya que lo que gana en realidad lo pierde en cuanto manifestación de arte.