FICHA TÉCNICA



Título obra Siglo XX que estás en los cielos

Autoría David Desola

Notas de autoría Fernando Bonilla / adaptación

Dirección Fernando Bonilla

Notas de dirección Ana María Benítez / asistencia de dirección

Elenco Bernardo Gamboa, Sonia Couoh, Daniela Arroio, Valentina Sierra, Carmín Flores, Valerio Vázquez, Iván Skinfield, Joaquín Cossío

Iluminación Gabriel Zapata

Notas de Música Leonardo Soqui / diseño sonoro

Vestuario Sheila Flores

Espacios teatrales Teatro Helénico

Notas de productores Gabriel Zapata / producción ejecutiva




CÓMO CITAR

Martínez, Alegría. "Hasta cuándo la zozobra". Laberinto, 2012. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



Laberinto, Milenio

Columna Teatro

Hasta cuándo la zozobra

Alegría Martínez

En el limbo mexicano de los asesinados hay nubes, una bandera nacional con la virgen morena en lugar del águila, una hilera de sillas estilo IMSS, la muerte en uniforme de limpiacalles y un malcriado Niño Dios sobre el globo terráqueo.

Fernando Bonilla adapta, dirige y diseña Siglo XX que estás en los cielos, escrita por el dramaturgo español David Desola. Conserva la esencia plasmada por su autor y se enriquece con la visión del joven mexicano que integra elementos de oportuna contundencia.

En la obra del también autor de Almacenados los personajes, dos jóvenes de distinto sexo, encuentran la muerte: él durante la Guerra Civil española, ella en viajes de heroína, mientras que el Niño dictador es una voz, no una presencia. En el texto del joven Bonilla, él es un estudiante del 68, ella una muerta de Juárez y el Niño permanece junto a los recién llegados.

Con arrojo, el responsable de este montaje decide dar vida a un Niño Dios, como el que vemos cada día de la Candelaria en cientos de reproducciones, que hace fila vestido de gala en los brazos de sus fieles a la puerta de la iglesia.

Transformado en un personaje –eficazmente manipulado por Valentina Sierra y Carmín Flores, quienes dotan de movimientos y reacciones verosímiles al muñeco–, exige a los visitantes fallecidos mostrar virtudes de las que carecen para que sus deudos en México los conserven en la memoria.

En ese limbo nacional donde el sonido de la tambora, de la música norteña, de alguna canción comercial con ínfulas de himno y de algunos noticieros, inunda a ratos el espacio delimitado con veladoras encendidas de colores, la chica y el joven, aunque asesinados en distintas épocas y circunstancias, carecen de posibilidad de elección o huida. El joven estudiante abatido en la Plaza de las Tres Culturas, satisfecho de haber muerto por un ideal y seguro de que el movimiento estudiantil devino revolución, se encuentra con una joven que no entiende de política, pero cuya vida fue destrozada en un estado del país sitiado por la violencia, y donde ser mujer determina la expectativa de vida.

Mejor delineado el personaje femenino en el texto original –por su profundidad e inteligencia– que el mexicano, éste sin embargo sale airoso en la puesta en escena a partir de la dirección del joven Bonilla y de la interpretación de Sonia Couoh o Daniela Arroio –quienes alternan funciones y cuya participación no se anunció previamente–. En la función del pasado día 18, una de ellas se plantó con franqueza sobre el escenario para hacer frente a la posibilidad del olvido, desde la frescura de la ingenuidad y con la ilusión de otra vida.

La duda sobre limbos distintos para malhechores, ricos, pobres, niños, o muertos por asesinato, llega hasta ese rincón donde la parca es a ratos travesti, patinador o portador de un regalo que bajo el celofán descubre una maraña de muñecas desnudas atadas con cuerdas.

Plena de significados, de imágenes, de humor, de crítica social, política, y, a partir de una firme necesidad de mantener los testimonios, la memoria de cada ser humano abatido, de los hechos y la injusticia, Siglo XX que estás en los cielos es un trabajo escénico alentador, por encima de la densidad de su contenido.

Fernando Bonilla, quien debutó en 1994 como actor en Cabos sueltos de Harvey Firstain –a la vuelta de ser intérprete en más de 30 obras, autor de ocho más y director de once, a diferencia de muchos actores, autores y directores de su generación, ocupados en una introspección laxa, auto contemplativa y profesionalmente poco rigurosa–, busca y encuentra textos, temas, estéticas, paisajes sonoros y formas de expresión detonantes que adhieren al espectador a un arte imprescindible.

Siglo XX que estás en los cielos es un trabajo que hay que ver con la confianza de que nos habla con honestidad y auténtica preocupación acerca de la zozobra que se prolonga en nuestro país, bajo distintos títulos y con nuevos actores. Es una puesta que se atreve a manipular imágenes sagradas insertas en nuestra memoria colectiva, que adquieren otra dimensión mediante un tratamiento que escarba en las buenas conciencias de los descreídos.

Se trata de echar un vistazo a lo que nos ha sucedido y a lo que aún acontece, de hacer un llamado a dejar el letargo de la desmemoria, de una invitación a bajar lo celestial y a elevar lo terrenal a partir del trabajo de un buen equipo conformado por Bernardo Gamboa –como Él–, Sonia Couoh ó Daniela Arroio –como Ella– Valentina Vázquez y Carmín Flores como las actrices que dan vida al Niño Dios, Valerio Vázquez e Iván Skinfield como Muerte, con la voz de Joaquín Cossío como locutor. El diseño sonoro es de Leonardo Soqui, vestuario de Sheila Flores, asistencia de dirección de Ana María Benítez, e iluminación y producción ejecutiva de Gabriel Zapata.