El Gallo Ilustrado, El Día
Columna Teatro
Sor Juana en una sola mano
María Luisa Mendoza
“¡Qué sutil discurre! ¡Qué elocuente, Si razona! Si habla ¡qué ladina! Y si canta de amor cuerda es tan fina que no se oye rozada en lo indecente”.
Sor Catalina de Alfaro Fernández de Córdoba, en honor de “La Mexicana Musa, hija eminente” Soror Juana.
Soror de todos los sorores Sor Juan Inés de la Cruz, “Mexicana Musa, hija eminente”, monja del Siglo XVII llena de tribulaciones espirituales, cumple años de nacida el 12 de noviembre de 1651 para no meternos en honduras más hondas de fechas y fechamientos. Por eso, lo menos que se puede hacer en su honor es recordarla. Ya recordada, ella en sus pocos retratos (¿en dónde está su autorretrato?), por aquí el de Miranda por allá el de Cabrera, hay que hacer una pequeña pausa, un aparte en sus poemas prodigiosos para meterse en el campito florido y sembrado de espadas de un teatro particular. Muy su teatro de Soror, que refugiada en el convento gerónimo evocaba los salones dorados de la corte virreinal en donde siempre estuvo a la vera del virrey (que es como decir dos veces rey) y de su esposa, mimada Juanita por inteligente y amada por hermosa. El teatro de Sor Juana para disimular, su teatro íntimo, de cámara, de subconsciente, en el que inventaba personajes y circunstancias que la libraran del matrimonio y permitieran seguir en la pompa y la carne sin pecado original.
La única poetisa americana, musadezima como dicen las portadas de aquel su primer libro editado en Madrid por Juan García Infancon en 1690, escribió poco teatro, pero bueno, siguiendo los guiños y los pases, los pasos y los susurros de entrevela de su modelo Calderón. Tres autos sacramentales tres: El cetro de José. El mártir del Sacramento, El divino Narcizo –el mejor tal vez– Dos comedias: Amor es más laberinto y Los empeños de una casa –excelente está última y la más conocida por el mundo hispánico e indoamericano ya que ha sido llevada a la escena miles de veces y siempre con un resultado feliz, como si las palabras juguetonas e inteligentes de aquella nepantlence Juana de Asbaje y Ramírez, siguieran siendo plumillas en las comisuras de los labios, aleteos de pestañas en los lóbulos de las orejas, soplos y besos en las puntas de los cabellos.
Los Empeños de una Casa, matrimonio obligado, a la moda, al tiempo, del amor y la aventura. Él, muy serio y querendón, retozón, medio casto. Ella, llena de lunares y volantes, de dulces requiebros y probables baños semanales en refrigerios de agua termal y colonial. Sor Juana se reía ella sola en el claustro al evocar la comedia. En cambio Amor es más laberinto..., dice de la obra estas hermosas palabras el padre Alfonso Méndez Plancarte el más culto y respetabilísimo sorjuanista imaginable: “...mitológica-galante: Amor es más laberinto (más que el de Creta) –con la no indigna colaboración de su deudo, el Pbro. Br. D. Juan de Guevara–, le otorgan eminencia en la órbita teatral de Calderón, así como sus Loas de gracia lírico-dramática, para espectáculo musical y decorativo a los años del Rey u otros fastos virreinales o sacros, y algunos Entremeses y Sainetes...”
Soror escribió y compuso la música de quince o dieciséis juegos completos de Villancicos para Maitines, no sólo para Navidad sino también para fiestas sacras como la Asunción, la Inmaculada, San José, San Pedro, etc. Son deliciosos colmantes como la chía, la jícama, la piña, la jamaica. “En tales villancicos prodiga los más frescos primores de poesía religiosa y costumbrista, desde las más cristalinas y cinceladas estrofas cultas, hasta las ‘jácaras’ quevedescas, las ‘ensaladas’ de ‘congos’ y vizcaínos, los romances finamente latinos o sacristanescamente “macarrónicos, y los ‘tocotines’ en náhuatl..." dice Méndez Plancarte ensartando amorosos requiebros para su Musa... “Bullicioso tropel –ha escrito Junco–, donde acaso fulgura con más intensidad nuestra polifásica monja –dialéctica y emotiva, docta y popular, reflexiva y traviesa...”
El teatro de Soror que sirve para inauguraciones oficiales, para suplementos culturales, para cierres de año lectivo. El gran teatro de Sor Juana, teatro de México, inmenso bello teatro que se cuenta con una sola mano y es, así, inmortal.