FICHA TÉCNICA



Título obra Cabalgata

Autoría Dionisio Cano (Daniel Córdoba)

Grupos y Compañías Compañía de Daniel Cano

Espacios teatrales Teatro Arbeu

Productores Dionisio Cano (Daniel Córdoba)

Notas Comentarios sobre la gestión de Dionisio Cano con el autor y con la Federación Nacional de Uniones Teatrales y Espectáculos Públicos (Federación Teatral), para realizar la tercera temporada de Cabalgata




CÓMO CITAR

Maria y Campos, Armando de. "Para la historia de nuestros espectáculos, la tercera temporada de Cabalgata en México. I". Novedades, 1949. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

Para la historia de nuestros espectáculos, la tercera temporada de Cabalgata en México. I

Armando de Maria y Campos

Por segunda vez la Federación Nacional de Uniones Teatrales y Espectáculos Públicos –más popularmente conocida por Federación Teatral–, dependiente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) ha tenido injerencia en la organización de espectáculos para el teatro Arbeu con motivo de la continuación de la temporada de despedida de México de Cabalgata, el afortunado espectáculo a base de estampas españolas que creó "Daniel Córdoba" y regenteó el empresario español Dionisio Cano, que son la misma persona.

El éxito de público, no por lógico menos sorprendente, que alcanzó el espectáculo Cabalgata durante su temporada de despedida del 26 de diciembre de 1948 al 11 de enero de 1949, en el teatro Arbeu a casa llena y abundando las manifestaciones de cariño para casi todos los elementos de esta singular "formación", y el deseo de que este negocio no se desintegrara con motivo del viaje de Dionisio Cano a Nueva York, para preparar desde allá un nuevo espectáculo y su propósito de liquidar el de Cabalgata después de una accidentada y fecunda gira de tres años por varios países de Hispanoamérica, movió a los actores de Cabalgata y a los dirigentes de la Federación Teatral, a planear la continuación de la temporada por el tiempo que fuere conveniente y de acuerdo con el favor que le siguiera dispensando el público a este espectáculo.

Lo primero, era contar con el material –cortinas, decorado, vestuario, utilería, partituras y guiones– de Cano, base de Cabalgata. Dionisio Cano que naturalmente quería que no muriera, al desintegrarse, el espectáculo de "Daniel Córdoba", aceptó el proyecto y convino en ceder el uso de su material, incluido todo, por un cinco por ciento (5%) de las entradas brutas que registraran las futuras funciones de Cabalgata. La Federación Teatral aceptó la condición de Dionisio Cano. (Posteriormente se supo que Cano había vendido su material de escenario al actor de su compañía y secretario administrador de la misma, el señor Miguel del Castillo, en doce mil pesos).

Obtenido el consentimiento de los actores de Cabalgata para continuar trabajando bajo los auspicios responsables de la Federación Teatral, y contando éstos y ésta con el material disponible para presentar los quince cuadros que, al parecer, compusieron el repertorio del espectáculo de "Daniel Córdoba", se planeó la administración de la segunda parte de la "temporada de despedida de México de Cabalgata". Se solicitaría del concesionario del teatro Arbeu su ayuda a base de ceder el uso del teatro para las funciones diarias que pudieran celebrar Cabalgata por un tanto por ciento liberal sobre todas las entradas que proporcionara el espectáculo, porcentaje que sería, de acuerdo con los planes de la Federación Teatral, inferior al que el concesionario había percibido durante la empresa de Dionisio Cano; se cubrirían, por conducto de un miembro de la Unión de Directores y Organizadores de Espectáculos, los gastos que no fueran de Federación Teatral o de Compañía, y de la cantidad restante se pagaría la nómina de compañía y la "planta" de trabajadores de la Federación Teatral. Los actores se expondrían a cobrar cinco o seis sueldos en vez de los siete semanarios, pero en cambio, si el público continuaba apoyando con su presencia el éxito de la temporada, podrían disfrutar de ocho, de nueve, hasta de diez sueldos semanarios. La Federación, por su parte, cubriría de su caja, cuando fuere necesario, las cantidades faltantes, y si hubiere utilidades éstas pasarían a engrosar su fondo sindical para la ayuda o sostenimiento de espectáculos en quiebra o de probable formación.

El único problema, pues, consistía, ¡casi nada!, en contar con el teatro, y lo que era más importante para los actores y trabajadores manuales del espectáculo, lograr del concesionario un tanto por ciento reducido. Varios días antes de la fecha en que debía concluir la temporada de despedida bajo la administración del propietario de Cabalgata, señor Cano, se empezó a hacer circular la versión de "que todo dependía de que el concesionario del teatro quisiera AYUDAR a la Federación y a Cabalgata", esto supone, en buen romance teatro sindical, que había que aceptar lo que de antemano la Federación Teatral acordara.

El sábado 8 de enero, setenta y tantas horas antes de que concluyera la temporada, se presentaron en la contaduría del teatro Arbeu los dirigentes de la Federación Teatral señores Francisco Benítez, secretario general de la Federación Nacional de Uniones Teatrales y Espectáculos Públicos; Miguel Palomino, secretario del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica Similares y Conexos de la República Mexicana –Sección 6 TEEUS, CTM–; Salvador Trejo, miembro de la misma y delegado para Cabalgata y Braulio Junco, tesorero de Espectáculos, para comunicarme – es obvio aclarar que soy el concesionario del teatro Arbeu– que habían decidido continuar por su cuenta la temporada Cabalgata, en vista del doble éxito de taquilla y artístico que la compañía venía obteniendo, y que estaban seguros de que contarían con mi ayuda en el sentido de que –después de haber hecho sus cálculos– el teatro debía participar en este nuevo negocio a base de cobrar un siete por ciento sobre todas las entradas brutas del negocio, proporcionando, además, el servicio de energía eléctrica; en el esperado caso de que las entradas semanarias dieran una suma mayor de veintiocho mil pesos, aparte del siete por ciento hasta esa cantidad se me abonaría un tres por ciento más.

No valieron argumentaciones por mi parte para demostrarles que con ese tanto por ciento, si las entradas por semana no llegaban a veinticinco mil pesos, yo sufriría un quebranto económico, no estando en condiciones, por lo tanto, de cubrir el gasto de energía eléctrica que precisa un espectáculo de la categoría y presentación de Cabalgata. Se me pidió insistentemente, cariñosamente primero, comprensivamente después, enérgicamente al final, que esa debería ser mi ayuda "para que pudiera continuar la temporada de Cabalgata y no se cerrara como fuente de trabajo –por tiempo indefinido, puesto que no había otro espectáculo a la vista– el teatro Arbeu"...

La temporada Cabalgata continuó. En próximas crónicas veremos cómo se ha desarrollado esta temporada, lo que forma uno de los capítulos más interesantes de la historia del teatro mexicano contemporáneo.*


Notas

* No se publicó la segunda parte de esta crónica.