FICHA TÉCNICA



Título obra Las tandas del Tlancualejo

Autoría Ignacio Merino Lanzilotti

Dirección Ignacio Merino Lanzílotti

Elenco Alicia Sandoval

Espacios teatrales Carpa Geodésica




Cómo citar Bert, Bruno. "Las tandas del Tlancualejo
Ya son nostalgia". Tiempo Libre, 1986. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



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Teatro

Las tandas del Tlancualejo
Ya son nostalgia

Bruno Bert

Ignacio Merino Lanzílotti es uno de los más destacados investigadores del teatro popular mexicano, y su obra Las tandas del Tlancualejo el producto directo de la suma de esos conocimientos más el afecto y el respeto por el habitualmente llamado género chico. Estrenada hace ya más de 10 años llegó en su momento a las 600 representaciones a través de varios foros con un constante éxito tanto de público como de crítica.

Estructurada a través del componente musical, el espectáculo se divide en cuatro tandas a las que se identifica con cada uno de los elementos (agua, aire, etcétera) subtitulándose temáticamente La conquista, La contaminación, La natalidad y La revolución. Estos subtítulos nos van indicando el amplio espectro que puede llegar a abarcar a través de la ironía y la sátira, que ponen en la picota del lenguaje y los usos populares infinidad de componentes tanto de nuestro pasado histórico como de nuestra actual mitología esencialmente urbana y mestiza. El lenguaje llano, directo y rimado es uno de los factores fundamentales de transmisión por la riqueza de los contenidos, sean los evidentes como aquellos que se camuflan en el albur y los sobreentendidos.

El elenco, con casi veinte actores en escena, muestran una indudable preparación física y vocal para asumir todas las raíces circenses, con su multiplicación de maromas, acrobacias, coreografías y bailes populares. Sin embargo, tal vez por la situación acústica de la carpa Geodésica (lugar donde actualmente se está presentando) o por el desgaste sufrido en las cintas de grabación, ya que se usan las originales, o tal vez por ambos motivos más ciertos defectos de dicción, se hace bastante difícil comprenderlos. Esto en casi todas las canciones y en no menos del cincuenta por ciento de los restantes textos. Otro hecho que complica aún más la comprensión es lo propenso que es el elenco para generar no ya sonidos sino ruidos de toda índole y hablar gritando en forma simultánea. En medio de semejante barahúnda de estímulos sonoros los conceptos expresados, ya de por sí complejos por la riqueza de dobles sentidos, se nos hacen prácticamente inaccesibles perdiéndonos buena parte de la gracia y oportunidad que intuimos tienen a través de los que aún nos llegan en estado de ser aprehendidos.

Es una pena que así suceda porque se va generando una especie de cansancio visual ya que el gesto debe estar vinculado al texto y por lo mencionado terminamos en cambio desuniéndolo, y la velocidad de las acciones y los bailes se vuelven así como un torbellino en que quisiéramos poner un orden para su asimilación. Claro que igual podemos gustar de ese conjunto de actores en un despliegue de energía envidiable generando constantemente nuevas figuras de un valor primario pero de fuerte impacto muchas de ellas, potenciadas por el vestuario y las máscaras que se van incorporando hacia el final.

Hemos notado, como un curioso elemento a tener en cuenta, que en apenas diez años el sentido del humor ha variado considerablemente y que muchos de los gags tanto verbales como físicos que antes movían a una activa participación a través de la risa, se ven ahora sólo sonriendo como quien recuerda algo que alguna vez nos causó gracia pero del que ya nos estamos distanciando. En lo personal es la primera vez que veo el trabajo, pero fui acompañado por un entusiasta que la conoció en su momento de estreno, y fue a través de él como pude relacionar las reacciones del público, ya que me fue señalando cada uno de los elementos que antaño producían impactos directos, aminorados en el presente a una complicidad mucho más pasiva. Pero hay una lógica en ésto puesto que es fácil reconocer formas y usos de humor y comunicación muy en boga por los sesentas y principios de los setentas (las sátiras a la publicidad, la incorporación directa del público al que se invita a subir al escenario, etcétera). - "Las épocas cambian como el estado del tiempo", decía el personaje de cierto obra, y es verdad que los hombres cambiamos con él.

De todas maneras, aún por el valor de la nostalgia y como ejemplo de la complejidad y riqueza que esconde la aparente simplicidad del teatro popular, vale la pena haber repuesto Las tandas del Tlancualejo .

Alicia Sandoval en Las tandas del Tlancualejo, autor y director, Ignacio Merino Lanzílotti, Carpa Geodésica (Insurgentes Sur 2135, San Ángel, cerca del Monumento a Álvaro Obregón, tel 548-4270); lunes a miércoles, 20:30 horas.