FICHA TÉCNICA
Título obra El que vino a hacer la guerra
Autoría Sergio Magaña
Dirección Sergio Magaña
Elenco Alejandro Rodríguez, Carlos Barreto, Delia Ambriz, Arturo Casanova, Margarita Gallegos, Silvia Maciel, Jesús Pérez Gallardo
Espacios teatrales Palacio Clavijero
Referencia Rafael Solana, “Teatro. [El que vino a hacer la guerra de Sergio Magaña]”, en Siempre!, 5 enero 1977 .
TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO
Referencia ElectrÓnica
Siempre!
| 5 de enero de 1977
Columna Teatro
El que vino a hacer la guerra de Sergio Magaña
Rafael Solana
De todas las pastorelas que este año se han montado con motivo de las fiestas navideñas, y que han sido más que nunca, una llamó particularmente nuestra atención, por ser de estreno absoluto, y de un importante autor mexicano: El que vino a hacer la guerra. Los Artistas Asociados Cooperativa proyectaron su estreno en México, en el Hotel de Cortés (lo clásico de las pastorelas es montarlas al aire libre para que todos pasemos ese "frío de pastorela" de que Wilberto Cantón ha hablado en sus reseñas); pero el dueño del local vetó la obra por considerarla irrespetuosa; probablemente el muy fresa se alarmó por insignificantes detalles de modernidad, como el de que los Reyes Magos lleguen fumando marihuana, o el de que Gabriel descienda de su motocicleta para espetar a María un sorpresivo; "¡Ponte en onda, chava, vas a tener un hijo!".
Desterrada de México, tuvimos que ir a buscar esta obra a Morelia, donde la Dirección de Turismo del Gobierno de Michoacán tuvo el gran acierto de patrocinarla, como homenaje de su estado natal al comediógrafo tepalcatepecano Sergio Magaña. Se la enmarcó allí en un escenario bellísimo: uno de los patios del deslumbrante Palacio Clavijero, que es uno de los monumentos de la arquitectura colonial más bellos de nuestro país. Los niños de Morelia pusieron un hermoso prólogo, al cantar, acompañados por un órgano, un par de motetes, y a continuación desaparecieron, pues la obra no pareció apta para ser por ellos presenciada.
Sustanciosas palabras pronunció en loa del autor y director de la obra, al término de su representación, el director del turismo michoacano, licenciado García Flores; agregó otras, sentidas, afectuosas, el presidente de los críticos teatrales de la ciudad de México; y la cosa degeneró en coctel, como es costumbre. Sergio se veía muy emocionado.
La obra, breve, tiene la forma de una zarzuela; algunas de las canciones que en ella se insertan son de la minerva del comediógrafo; otras, las ha tomado prestadas; hay arietas, recitativos, coros. Sin ser la de Jesucristo Superestrella, la música es amable y entra bien en la pieza; los cantantes, a pesar de no ser profesionales, llenan su misión satisfactoriamente.
La conocida anécdota está contada con simpatía, y hasta con ternura; María, y sobre todo José, son personajes humanos, que conquistan la buena disposición del público, y en todo momento están tratados con respeto, y, más que eso, con amor; a la prima Isabel la pintó el autor con colores un poquito broncos; a veces parece "la pintada"; el de Gabriel no es un personaje sostenido, pues resultó solemne en algunos momentos, y chocarrero en otros; desde luego, no es un anunciador a la manera de los que pintó Fray Angélico; el personaje más lleno de vida es un Juan, que no es el Bautista, ni mucho menos el evangelista, sino un compadre de José, explosivo y algo chismoso. Por cierto, tanto el actor que hace este papel, Alejandro Rodríguez, como José, Carlos Barreto, María, Delia Ambriz (ambos cantantes), Gabriel, Arturo Casanova, Isabel, Margarita Gallegos, están excelentes; dan un rendimiento inesperado, para tratarse de artistas no profesionales; Silvia Maciel canta bien su tonadilla, y Jesús Pérez Gallardo hace un pintoresco embajador-Herodes-diablo, dentro de la escuela de Wally Barrón. Todos se ganaron muy bien ganadas las fuertes palmas del público.
La oportunidad de traer esta obra a México ha pasado ya, con las fiestas navideñas; pero queda la posibilidad de presentarla en la capital el año próximo, pues merece ser conocida aquí.
Aprovechamos esta oportunidad para enviar desde estas columnas nuestra adhesión a las felicitaciones que Magaña ha recibido al cumplirse 25 años del memorable estreno de Los signos del Zodiaco en el Palacio de Bellas Artes.