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Columna El Teatro
Olvidos y recuerdos del teatro en México. La filantropía de los actores
Armando de Maria y Campos
La filantropía sigue a la vida del artista de teatro como la sombra al cuerpo. Farándula y filantropía son sinónimos. Donde haga falta la ayuda material para remediar un dolor, para aliviar una pena, el actor aparece, surgido como por escotillón, casi sin que nadie lo llame. Y no se diga si se trata de un compañero, que entonces se quita materialmente el pan de la boca para dárselo al camarada, o a la familia de éste. Los mejores programas de espectáculos son los "programas de beneficio" –no importa que el beneficiado sea, muchas veces, un potentado de la farándula–; inundaciones, calamidades de todo género, siempre son aliviadas por los cómicos con alguna "función a beneficio" de los damnificados de tal descarrilamiento, de cual temblor que hizo víctimas... El cómico es modelo de nobleza y desinterés, ejemplo de desprendimiento...
Así son los cómicos desde los tiempos en que el chirriante carro de Tespis los conducía por caminos inseguros, incómodos, empolvados, para actuar en villorrios y poblachos de mala muerte, hasta ahora que se despiertan en cualquier sitio del mundo y, viajando en avión, se trasladan a remotos lugares para actuar en la función "a beneficio del infortunado actor X", costeándose sus gastos, padeciendo molestias, pero... ¡trabajando a beneficio de un compañero en desgracia!
¡Qué pintoresca e interesante resultaría la historia de la filantropía de los cómicos! Tal vez algún acucioso historiador del futuro la intente; y si así fuere, es bueno facilitarle la tarea acopiándole datos, sucesos, anécdotas. Una tan curiosa como pintoresca es la que refiero en estas líneas, y que formo con los datos de un viejo programa de mi archivo.
A mediados de 1841 actuaba en el teatro Principal una compañía de comedia de que era una de las principales figuras el actor español Bernardo de la Avecilla. No tiene nada de particular que Avecilla muriera, de enfermedad; que era hombre entrado en años y achacoso; ni, tampoco, que se hallara en la mayor pobreza. Sus compañeros, diligentes, organizaron en seguida una función a beneficio del actor muerto, la que debía efectuarse el 15 de mayo de 1841. Hicieron circular una "invitación", que dice:
"Varios amigos y compañeros del difunto D. Bernardo de la Avecilla, actor que fue por muchos años de los principales teatros de Madrid, y últimamente actor y director del teatro Principal de México, sabedores del estado de orfandad en que ha quedado su familia y de la filantrópica resolución con que sus compañeros de escena, los señores actores y directores actuales de este mismo teatro se han ofrecido a dar una función en beneficio de la viuda e hijos del difunto Avecilla, creen, en esta ocasión, hacer cosa grata a los sentimientos de V., bien conocidos en favor de la humanidad, incluyéndole el programa de la dicha función, que deberá celebrarse el sábado próximo 15 del corriente, suplicándole se sirva concurrir a ella y dar por su localidad lo que su generosidad le dictare; en la inteligencia de que cualquiera que sea la donación será recibida con gratitud perdurable de parte de la familia beneficiada", etc., etc. Firmaron, entre amigos del difunto y actores de la compañía que había dirigido: A. de Letamendi, Romualdo Roano, Fernando de Agreda, Manuel Delgado, Francisco de Olaguibel, A. Calderón de la Barca, el conde de Breteuil, Mariano Cosío, José María Letona y Manuel Martínez del Campo.
El programa de la función, que revela muchos detalles del México teatral de hace un siglo y pico, fue como sigue:
Teatro Principal, etc., etc. "La compañía empresaria, deseosa de proporcionar a la familia de D. Bernardo de la Avecilla un regular auxilio para acudir a las precisas urgencias que trae consigo la orfandad, se propuso dar una función de beneficio, contando con la generosidad no desmentida de los mejicanos, y al efecto hizo la elección de El Felipe, comedia de Mr. Scribe, en dos actos y en prosa, arreglada al teatro español por don Ramón Arriala, cuya composición se ha visto siempre con agrado, y que en cuatro años no se ha podido ejecutar porque se carecía del ejemplar. Sus caracteres están a cargo de las actrices Douville y Soledad Cordero y de los actores Salgado, Castro y Santa Cruz.
"Para amenizar esta función se ofrecieron gustosa y gratuitamente la Sra. López y el Sr. Leonardi, a cantar uno de los mejores dúos, que tendrá lugar entre el intermedio del primero y segundo actos. El Sr. D. Vicente Guillermo Wallace, cuya célebre habilidad ha sido justamente apreciada en Méjico, ejecutará después del dúo, y en obsequio de la familia beneficiada, grandes variaciones de violín con acompañamiento de orquesta, por Paganini, para una sola cuerda; y acabado el segundo y último acto de la comedia, se presentará (no pagada de amor propio sino deseosa de cooperar en obsequio de la honrada familia a que se dedica este beneficio), la señora Cecilia Ortiz y el Sr. Maldonado, que también quiere contribuir a tan loable objeto, acompañados por la pareja de baile ajustada por la empresa, a desempeñar el bolero a cuatro. El número de profesores de la orquesta (que también toca gratis), se ha aumentado con objeto de que la obertura, entreactos y piezas músicas salgan con la mayor brillantez. Las pagas serán al arbitrio de los generosos espectadores y al efecto se omite el expendio de boletos. En los respectivos departamentos se colocarán fuentes para que se sirvan contribuir lo que fuere de su agrado".
El programa concluye con esta nota: "Aunque la empresa cree que los señores abonados de palcos, lunetas, ventilas, y cazuelas, concurrirán a esta función por el objeto a que se dedica, como puede suceder que algunos señores por sus ocupaciones en días de correo no puedan verificarlo, espera se sirvan avisarlo al cobrador o acomodador de su departamento, para disponer, como en toda función extroardinaria, de las localidades que resulten vacantes".
La función alcanzó éxito económico, y la viuda e hijos de Avecilla pudieron regresar a España, gracias a los sentimientos filantrópicos de los cómicos mexicanos.