FICHA TÉCNICA



Título obra Pero Grullo

Autoría José de Jesús Castorena

Grupos y Compañías Compañía de María España Vidal

Espacios teatrales Teatro Virginia Fábregas




CÓMO CITAR

Maria y Campos, Armando de. "Esta noche nace un autor mexicano: J. de Jesús Castorena. Estreno de Pero Grullo". Novedades, 1947. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

Esta noche nace un autor mexicano: J. de Jesús Castorena. Estreno de Pero Grullo

Armando de Maria y Campos

Pero Grullo es el símbolo del ideal del estudiante. Don J. de Jesús Castorena sitúa la acción de su comedia entre 1930 y 1940. Se trata de una estudiantina mexicana, inspirada en el natural, con personajes que si no son precisamente reales, están trazados con rasgos de este o de aquel estudiante de la misma antigüedad del autor. "Pero Grullo" no sale a escena, pero está presente en todas las escenas de la obra, vive en el corazón de sus compañeros, es ejemplo y símbolo, y su sacrificio, cuando intenta formar un pueblo ideal, no es estéril. Muchos de sus compañeros seguirán su huella y lucharán, hasta vencer o morir, por formar un México mejor.

Pero Grullo empezó siendo cuento dialogado en el que intervenían los estudiantes acomodaticios y los que llevan en el alma la ambición del triunfo, el noble afán de ser útiles a la sociedad de que forman parte, de hacer más grande a la patria manejada por políticos incultos y voraces, por traficantes sin escrúpulos, invadida por extranjeros que la explotan. De cuento se convirtió en novela, pero el exceso de diálogo, la intervención de nuevos personajes, la pintura del ambiente, decidieron al joven escritor, licenciado en derecho recién doctorado y ya especializado en cuestiones sociales, a convertir su cuento mayor de edad –que no otra cosa es la novela– en pieza de teatro, en comedia dramática en tres actos y dos cuadros, por la que desfilan muchos estudiantes de la generación del 21 al 26, a la que pertenece el licenciado don José de Jesús Castorena, nuevo autor mexicano, que presenta en el Fábregas, con la compañía de María España Vidal esta su primera producción dramática.

José de Jesús Castorena nació en Jaripitío, un pueblo del estado de Guanajuato de apenas dos mil habitantes en 1901. En Guanajuato hizo sus primeros estudios, y en el Instituto de Toluca cursó los primeros años de la preparatoria. Radicado en México para terminar sus estudios profesionales, ingresó en la Escuela Nacional de Leyes en 1921, preocupado ya por los problemas sociales mexicanos. Compuso versos –¿quién que es no es poeta?–, escribió cuentos y se atrevió con una novela, titulada Líderes, que conserva inédita. Recién titulado ocupó el puesto de secretario de la Junta Central de Conciliación y Arbitraje, creo que por 1928. De entonces data su afición al teatro, a escribir comedias. En 1933 fue designado presidente de la Junta Central de Conciliación y Arbitraje, difícil cargo que desempeñó durante cinco o seis años, los más agitados de la lucha constante entre el capital y el trabajo que México vivió durante la vigorosa etapa en que consolidó sus conquistas obreras. El abogado Castorena estuvo, siempre, en la línea de fuego, y logró salir airoso de lucha tan enconada. Yo recuerdo ahora con emoción aquellos años de afán sin tregua, reporteando las "fuentes obreras" de la que era la principal la Junta Central de Conciliación y Arbitraje que presidía con salomónica ecuanimidad el licenciado Castorena, para la cooperativa de obreros del periódico que editó El Mundo, diario de la tarde, el más obrerista que conoció México en lo más duro de nuestra lucha obrera. Durante varios años el licenciado Castorena trabajó en su bufete, alejado de los cargos oficiales, hasta que a principios de diciembre de 1946 el presidente Alemán lo llamó para confiarle un alto cargo de confianza, claro, en la secretaría del Trabajo y Previsión Social.

Durante el periodo en que Castorena estuvo alejado del ajetreo burocrático escribió cuatro piezas de teatro, la primera de las cuales es Pero Grullo. Las otras tres son De campanario, en tes actos; Tierras de libertad, también en tres actos, y Los hijos de nosotros y los hijos de ellas. Conozco las dos primeras, pero no vale anticipar su argumento, ni menos un juicio. En las tres, como en Pero Grullo, hay crítica constructiva de nuestro medio, porque el teatro de Castorena es mexicano hasta la médula. No sé como reaccionará el espectador común y corriente ante las obras de este autor de técnica sencilla, de diálogo fluido, que coge a sus personajes de la calle, del campo o del taller, pero sí me atrevo a asegurar que se reconocerá en muchos de los personajes que pasarán delante de sus ojos, que identificará los conflictos que verá representar como suyos, que se oirá hablar y verá sus inquietudes y ambiciones reflejadas en la escena con la honradez del fiel copista que expone, comenta y enjuicia con la propiedad del funcionario responsable que le dio –y le da– al obrero lo que es del obrero y al patrón lo que es del patrón.

–No sé cuál sea la suerte que el público le depare a Pero Grullo, mi obra primeriza, concluida hace doce años –me confesaba hace unos días don José de Jesús Castorena, durante uno de los ensayos de esta pieza–, ni si lograré ver representar las otras tres que tengo concluidas, pero ya he puesto manos a la obra de una quinta comedia dramática en la que trataré directamente y sin tapujos un argumento inspirado en hechos reales de la explotación inhumana que sufrieron los trabajadores mexicanos recientemente y que conmovió profundamente al país. Se titula Braceros. He intervenido directamente en muchos casos de contratación de braceros y creo haber reunido material suficiente para, dentro de mi modestia de autor de buena fe, comprobar la verdadera tragedia de los obreros mexicanos que tienen que salir de su tierra para trabajar las del vecino...

Nace para el teatro mexicano un nuevo autor, inteligente, entusiasta y preparado. Que los dioses de la escena le sean propicios.