FICHA TÉCNICA



Título obra La paz ficticia

Autoría Luisa Josefina Hernández

Dirección Alejandro Bichir

Escenografía Manuel Covarrubias

Espacios teatrales Teatro Hidalgo




Cómo citar Rabell, Malkah. "La paz ficticia, en 100 representaciones". El Día, 1975. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

La paz ficticia, en 100 representaciones

Malkah Rabell

Oficialmente es un espectáculo realizado para los niños de secundaria. Extraoficialmente, o simplemente desde el punto de vista humano, es una representación que puede interesar a todo el mundo, a cualquier adulto, y personalmente me hizo verter lágrimas en más de una oportunidad.

No conozca el original de Luisa Josefina Hernández: La paz ficticia, pero si lo juzgo tal como apareció en el escenario del teatro Hidalgo, dirigido por el joven metteur-en-scene, Alejandro Bichir, la obra tiene mucha semejanza con los coros hablados que estuvieron muy de moda entre los movimientos políticos entre las dos guerras, y que actualmente vuelven por sus fueros en representaciones estilo dieta. Ese género de "coro hablado", con finalidad social puede tener un gran empuje en un acto político, pero siempre la acción, los hechos, una "historia con temática" se incrusta con mayor rapidez en la imaginación y en el sentimiento del espectador que la palabra. No obstante, Alejandro Bichir logró darle a esta discursiva visión de una epopeya histórica, la emoción y el dramatismo de hechos muy humanos y muy cercanos a la inteligencia y a la sensibilidad del público. Y no es fácil, nada fácil, emocionar y hasta entusiasmar a un público infantil, sobre todo cuando éste ha dejado de pertenecer al campo de los infantes inocentes y aún no ha llegado a la edad de comprender las honduras subyacentes.

En esa Paz ficticia, la conocida dramaturga mexicana, Luisa Josefina Hernández, enfoca la epopeya de la lucha yaqui por sobrevivir y conservar su tierra, la que ha despertado la codicia de los mercaderes de vidas humanas, quienes se enriquecen no sólo con el trabajo ajeno, sino con la sangre ajena. Guerra que costó al gobierno porfirista más de lo que pudiera costar una guerra con el extranjero, pero que no logró destrozar el ánimo de los combatientes indios. La autora recurrió a una especie de "collage", en el cual se entrecruzan las imágenes, las escenas individuales y las escenas colectivas. Y Alejandro Bichir dio a todo ello un estilo muy brechtiano, con letreros permanentes, con un ritmo rápido y eficaz, donde la introducción de las danzas originales yaquis agregaban belleza al conjunto. No sé cuánto tiempo duraba el espectáculo, pero su ritmo y desarrollo mantenía en constante tensión al público, a tal punto que el tiempo se hizo muy corto.

Con dos docenas de actores, la dirección supo imprimir al desarrollo escénico, un tono de masas, de drama colectivo.

Nunca se llegó a la sensación de que tratábase de los mismos actores que representaban a yaquis y a federales, a las víctimas y a los victimarios. Con una increíble economía de medios, Bichir logró dar movimiento, riqueza, dualidad y dramatismo al texto de Luisa Josefina Hernández. Un quepí que reemplazaba una cinta en torno de la frente, cambiada literalmente nuestro punto de vista; cuatro soldados rodeando al gran jefe yaqui, prisionero, sin moverse del lugar, daban la impresión de una larga y cansadora caminata a través de pueblos y aldeas y resultaba extraño ver cómo ese público juvenil captó de inmediato el sentido de la dirección moderna.

No conozco a los actores que tomaron parte en la representación, mas, todo el conjunto que según parece está formado por ex alumnos de la Escuela de Actuación del INBA ha sido perfecto, tanto en su parte cantada, bailada como actuada.

A las 100 representaciones de La paz ficticia, la obra ha sido vista por 60 mil espectadores. Ojalá el Fomento del Teatro Educativo auspiciado por el INBA y la SEP, pueda ofrecer muchos espectáculos de la misma calidad estética y de la misma importancia educativa que esta epopeya histórica de la lucha yaqui por su libertad y por su tierra.