FICHA TÉCNICA



Título obra El prisionero de la segunda avenida

Dirección Manolo Fábregas

Elenco Manolo Fábregas, Analía Gadé, José Gálvez, Andrea Palma, Celia Manzano, Manolita

Espacios teatrales Teatro Manolo Fábregas




Cómo citar Rabell, Malkah. "El prisionero de la Segunda Avenida". El Día, 1975. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

El prisionero de la Segunda Avenida

Malkah Rabell

El norteamericano Neil Simon que se hizo famoso por su comedia llevada a la pantalla; Piso de soltero, es una especie de Alfonso Paso de Broadway. Como éste es prolífico en demasía y a veces acierta con un golpe maestro. Ya vimos cómo en Piso de soltero tenía el don de esconder bajo la máscara risueña el tono de extrema melancolía y bajo la broma, la moraleja. Aunque en el teatro, sobre todo la comedia musical basada en la misma obra no tuvo la gracia que la distinguió en la pantalla. En Prisionero de la Segunda Avenida, que ofrece Manolo Fábregas en su propio teatro y bajo su propia dirección, Neil Simon se lanza contra el mundo moderno, contra la sociedad de consumo, que ha llegado al "callejón sin salida" de una crisis económica que arrastra en su caída todos los valores que ha creado en la época de su bienestar.

El hombre de la segunda mitad del siglo XX, prisionero de esa caja de cemento que es su casa o su condominio, enloquecido por los ruidos que llegan desde la calle o desde los departamentos que lo rodean desde el techo hasta los costados, controlado por sus vecinos, en tanto éstos a su vez lo sacan de quicio, envenenado por los olores que llegan de todas partes, pues este ciudadano "libre" de repente se da cuenta que ha perdido sus energías en persecución de valores inútiles, que ha entregado su alma al Dios del Consumo en toda una vida de trabajo. Y de pronto este trabajo le ha sido quitado, y él a los 47 años ya no tiene esperanza de encontrar otro.

Al público para quien escribe Simón no les posible llevar su análisis a fondo, ni buscar las causas de los males que insinúa, y se contenta con pintarlos. Es extraño como al mismo tiempo en dos distintos teatros, el Insurgentes y el Manolo Fábregas, dos diferentes obras presentan dos crisis que en distantes épocas han trastornado el mundo: la de 1930, en Insurgentes, y la de 1975, en el Manolo Fábregas.

Lamentablemente este enfoque de tragicomedia no logra mantenerse hasta el final, y decae muchísimo en el segundo acto, cuando el problema de la pareja Mel-Edna, es decir Manolo Fábregas y Analía Gadé, se ensancha a toda la familia. Aunque aparezca en escena un actor de la talla de un José Gálvez, no salva la situación.

En el papel de Mel, Manolo Fábregas no se diferencia mayormente de sus otros papeles del mismo género. Más ó menos se diría que prolonga su personaje de El pato a la naranja. Desde luego, el tener a su lado a una excelente actriz, como es la argentina Analía Gáde, sirve de apoyo a todo actor. Analía Gadé nos recuerda extrañamente a Lucy Gallardo, como ésta es de una extrema elegancia y, de mucha proyección escénica, José Gálvez en el papel de hermano de Mel, hace lo que puede, hasta más de, lo que puede por este insípido personaje. Toda esta historia de un orgullo como el de Mel que rechaza la ayuda de su hermano que puede salvarlo, se me hace muy cuento de hadas, fuera de toda sicología y toda lógica. Pero vaya uno a pedirle lógica a un cuento de Broadway. En cuanto a las tres hermanas del héroe, Andrea Palma, Celia Manzano y Manolita llevan a cabo su cometido con toda discreción, aunque el episodio se nos hace exclusivamente largo.

La dirección de Manolo Fábregas, igual que todo el resto está adquirido en "paquete" 'y reproduce fotográficamente la puesta en escena que se realizó en Broadway. Y no se puede negar que toda la representación goza de un gran esmero en todos sus detalles. Mas, después del éxito que fue en el mismo teatro Gigi, es muy difícil que el público se contente con un Prisionero de la Segunda Avenida. Empero, como todo teatro que a fuerza de paciente labor durante muchos años conservando el mismo género, ha logrado conquistar público fiel, y seguramente también la comedia de Neil Simon tendrá durante varios meses una asistencia asegurada.