FICHA TÉCNICA



Título obra La muchacha sin retorno

Autoría Santiago Moncada

Dirección Dimitrios Sarras

Elenco Rita Macedo, Berta Moss, Susana Cabrera, Ernesto Alonso, Ana Martin

Escenografía Alejandro Luna

Espacios teatrales Teatro Independencia




Cómo citar Rabell, Malkah. "La muchacha sin retorno". El Día, 1975. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

La muchacha sin retorno

Malkah Rabell

El título es lindo: La muchacha sin retorno. Pero la comedia en sí ... ay Dios, ojalá fuera la muchacha sin llegada. Y yo me pregunto ¿si era realmente necesario importar desde España semejante... digamos tontería? ¿Y era realmente necesario hacernos viajar en una noche de tormenta, hasta la Unidad Independencia para verla? Creo que ambas interrogantes deben tener una respuesta negativa. El teatro Insurgentes es, no cabe duda, un hermoso local y puede servir a la propaganda de Ernesto Alonso en el sentido de que lanza "dos nuevas y sensacionales estrellas", una de ellas: el teatro Independencia que aún no ha sido "calentado". Mas, el teatro Independencia con La muchacha sin retorno en su escenario es como un hermoso plato de porcelana con una tortilla quemada dentro. Y en cuanto a "calentarlo", me temo que el espectáculo de Ernesto Alonso lo dejará más frío que un pescado congelado.

¿Y qué decir de la segunda estrella, con la que el señor Alonso nos quiso sorprender: "la joven Ana Martín que por primera vez en su carrera interpretará un personaje protagónico"? Resulta, de que por de pronto en El cuarteto Ana Martin no tenía un papel menor que en esta Muchacha sin retorno. Y en segundo término, recordemos el adagio que dice: "una alondra no hace verano". Cierto, Ana Martin está muy bien en su papel de la joven mitómana que trata de hacerse pasar por una vampiresa muy ducha en los secretos sexuales, cuando en realidad es una colegiala "virgencita". Lamentablemente es la única que se luce en su papel, la única en quien se nota la dirección de Dimitrios Sarras que es sobre todo maestro de actores, Todos los demás, tanto Ernesto Alonso, como sus tres coprotagonistas: Rita Macedo, Berta Moss y Susana Cabrera, andaban como perdidos en el escenario. Ni los papeles Se prestaban para la creación de esa comedia que, probablemente, en España, para un determinado público, podrá parecer tan audaz como El Bulevard parisiense, ni el director le puso mano.

Rara vez se encuentran tantas ineptitudes juntas: desde la escenografía cuyo mal gusto parece hecho exprofeso para subrayar algún rasgo específico do la obra. ¿Cuál?¿No sabía que las casas de los escritores debían tener algo en común con el Fru-Frú? En los papeles de las tres "ancianas" septuagenarias, Berta Moss semejaba un modelo de televisión que acaba de festejar sus treinta años, y ni siquiera se tomaba la pena de robar cámara, como suele hacer de costumbre; Susana Cabrera daba la impresión de una cómica de la lengua, y la única que se preocupó por la edad fue Rita Macedo. En el plano de la dirección, el ritmo de la obra nos daba tal sueño, que sólo nos despertaba la violencia de los rojos impuestos a la escenografía. Y volvemos a preguntar ¿para qué importar del extranjero semejante comedia cuando en casa tenemos a Jano es una muchacha de Usigli de igual tema, pero mucho más divertida e interesante; además de industria nacional?