El Heraldo de México   |   30 de septiembre de 1966

Columna Escenarios

La señorita Julia sigue siendo joven

Armando de Maria y Campos

La pieza de August Strindberg titulada La señorita Julia, es un acto largo, que muchos directores resuelven dividir en dos actos, aunque la acción es continua, para darle un reposo al público.

August Strindberg es un autor europeo, nórdico, importante y en su tiempo se le tomo como un reformador. Y en la realiaad lo fue porque renovó el aire del teatro europeo, con temas audaces y humanos como el que desarrolla Froken Julle, estrenada el año 1908, y se encuentra situada en la obra valiosa de este dramaturgo entre 1883, año en que fue estrenado el poema dramático El viaje de Pedro el afortunado, e inmediatamente antes de La sonata de los espectros, que conoció Estocolmo el año 1907.

Strindberg llevó al teatro nórdico y lo impuso después en Europa –América; los Estados Unidos y Argentina, eran países niños en su teatro–, el género que críticos inteligentes calificaron de naturista. Naturista porque estaba inspirado en hechos reales de la vida humana. Nada de fingimiento, nada de tramoya. La verdad servida al natural.

La señorita Julia es, tal vez, la obra más importante de este autor escandinavo. La acción ocurre en una cocina en casa del conde, padre de Julia, y en la noche de San Juan. La señorita Julia es una muchacha audaz, que se sabe admirada, y al mismo tiempo respetada por Jean y Kristin, ambos criados en la casa del señor conde y en el trato directo con la señorita Julia, muchacha audaz y despótica, de un tipo que hasta entonces no había subido al escenario. Julia se complace en tratar despóticamente, y según su humor familiarmente, y esa noche de San Juan ocurre algo en el desván de la casa del conde, que provoca una tragedia espiritual y... naturista, muy bien tratada, con amargura y verismo. De entonces, 1908, a estas fechas esta pieza de Strindberg forma parte del repertorio mundial. Periódicamente se representa cargada de juventud y... naturismo, término que no porque haya quedado fuera de circulación, deja de expresar las ideas de un tiempo que marca efemérides. El cronista recomendaría a los directores y actores jóvenes leyeran a Strindberg. Se anticipó a su tiempo y todavía pertenece a éste. En México La señorita Julia ha sido representada varias veces, y con ella impuso su interesante personalidad la ahora notable actriz Emma Teresa Armendáriz. Sin embargo, para las generaciones presentes es nueva y da la forma de teatro que después ha triunfado con ligeras modificaciones.

Maricruz Olivier se muestra madura capaz de darle vida a un personaje tan difícil. Su trabajo es excelente. Eric del Castillo da el tipo en lo físico y en lo emocional. Gloria García completa el triángulo con una buena actuación y Xavier Rojas se anota seguramente uno de los trabajos más brillantes de su carrera de director profesional.