FICHA TÉCNICA
Título obra Un tigre a las puertas
Autoría Jean Giradoux
Notas de autoría Xavier Villaurrutia y Agustín Lazo / traducción
Dirección Ignacio Retes
Elenco Ignacio López Tarso, Anita Blanch, Manolita Saavedra, Erna Marta Baumann, Rafael Llamas, Yolanda Ciani, Carlos Fernández, Óscar Grijalva, Héctor Andremar, Rafael Estrada, Aarón Hernán
Escenografía Julio Prieto
Vestuario Julio Prieto
Espacios teatrales Teatro Xola
Cómo citar Solana, Rafael. "Un tigre a las puertas de Jean Giradoux, dirige Ignacio Retes". Siempre!, 1960. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>
TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO
Siempre!
| 20 de julio de 1960
Columna Teatro
Un tigre a las puertas de Jean Giradoux, dirige Ignacio Retes
Rafael Solana
Una estupenda obra, magníficamente montada, dirigida e interpretada, vimos en el teatro Xola, del Seguro Social; pero nos preguntamos; ¿es eso lo que se propone el patronato de teatros de esa institución?
La pieza que nos fue dada a conocer. Un tigre a las puertas,(1) es la de Jean Giradoux en su idioma original llamada La guerre de Troie n´aura pas lieu (el nuevo título fue tomado de una versión inglesa, Tiger at the gates, y hace alusión a una figura poética usada en el primer acto). Es brillantísima, chorrea inteligencia, ironías, observaciones muy agudas, una crítica penetrante, un ingenio que espejea; además, está impecablemente traducida (es muy de creerse que por comediógrafos de gran talento y de mucho gusto, Xavier Villaurrutia y Agustín Lazo, muy probablemente, aunque no se les conceda crédito en el programa, como si coser los vestidos hubiera sido más importante que lograr esta versión magistral y admirable). Además, Julio Prieto la ha montado con ostentación; los dos decorados son aplaudidos por su vistosidad, aunque, una vez entradas a escena las figuras humanas, se descubre cierta desproporción; la ropa es excelente.(2) Y la dirección de José Ignacio Retes formidable, en el sentido de que subraya todas las bellezas literarias de la obra, que son muchísimas, y logra que las actuaciones sean parejamente buenas. El movimiento es justo, sin caer en excesos; las colocaciones, las luces, todo es de un director que merece los aplausos más entusiastas.
Pero... seguimos preguntándonos: ¿es de esto de lo que se trata? La estupenda obra va a escapar al común de los espectadores; apenas la noche de estreno, con la sala llena por la intelectualidad mexicana, pudo ser seguida de cerca por los asistentes; los comunes y corrientes de la colonia del Valle se van perder, no se van a dar cuenta de nada, van a dejar escapar las ironías y las alusiones políticas, no podrán saborear las frases aceradas, no aquilatarán la finura de los anacronismos. Y cuando la obra vaya al teatro Tepeyac... entonces sí sólo abrirá la boca la gente; y no será para reír, sino para bostezar.
Obra tan inteligente y tan ingeniosa es para públicos más escogidos que aquél a que se dirige el Seguro Social; para universitarios, por ejemplo. Lástima que no hubiera sido Bellas Artes quien presentara esta pieza, que, por otra parte, debemos agradecer al Seguro, pues no nos habría sido dada a conocer sin esa empresa.
Pero creemos que son optimistas quienes creen que el gran público va a entenderla y a disfrutarla. ¡Ojalá que así fuera! ¡Qué más quisiéramos! Desgraciadamente, habría que poner los pies en la tierra y darse cuenta de qué es lo que las grandes masas populares pueden digerir.
Nos falta mencionar a los intérpretes. Los encabeza con gran dignidad, Ignacio López Tarso, que dice su papel como un maestro, acertado en todos los tonos, intencionando todas sus frases; encontramos perfecta, en su Hécuba irónica y amarga, a Anita Blanch; asombrosamente mejorada a Manolita Saavedra, además de muy guapa, mejor que nunca como actriz; muy bonita a Erna Marta Baumann; atinadísimo en su papel muy difícil de Ulises a Rafael Llamas; acertada a Yolanda Ciani, como Casandra; cumplido a Carlitos Fernández, en Paris; sin desentonar a Óscar Grijalva en Troilo, y a Héctor Anchemar(3) en Ayax.
Rafael Estrada (que retrasó la función de estreno 45 minutos con su inpuntualidad de actor de cine retenido en los estudios) dio colorido a su poeta, aunque no haya sido la suya una de las actuaciones de mayor calidad; y todos los artistas del numeroso reparto acertaron, en mayor o menor medida, sin que nos dejara descontentos sino Aarón Hernán, ese actor excelente a quien hemos aplaudido sin reservas, con entusiasmo en La cita, y en El mundo es redondo, pero a quien el papel de anciano no corresponde, ni por su voz, ni por su figura, ni tampoco por su vestuario y su peluca. No nos dio la impresión de ser el padre de 50 hijos, abuelo de Astianax; tampoco la de ser rey. Un error de reparto, porque Hernán es uno de nuestros actores jóvenes de mayor talento.
Fue una gran noche de teatro la que nos dieron en el Xola con Un tigre a las puertas.
Notas
1. Se estrenó el 7 de julio. P. de m. A: Ignacio Retes.
2. Diseñada por Julio Prieto. Idem.
3. Posible error tipográfico. El nombre correcto es Héctor Andremar. Idem.