FICHA TÉCNICA
Título obra Los que vuelven
Autoría Juan Bustillo Oro
Grupos y Compañías Grupo La Linterna Mágica
Elenco Gabriela Peré, Raúl Zarra, Rafael Estrada, Damián Pizá, Carmen Guzmán
Escenografía Jesús Bracho
Espacios teatrales Teatro del Sindicato Mexicano de Electricistas
Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "Reposición de Los que vuelven de Juan Bustillo Oro". Novedades, 1946. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>
TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO
Novedades
Columna El Teatro
Reposición de Los que vuelven de Juan Bustillo Oro
Armando de Maria y Campos
De casta le viene el galgo... Juan Bustillo Oro, hijo de "gente de teatro", muy joven se interesó por las bambalinas. Una de sus primeras producciones, si no la primera, escrita entre 1921 y 1922, cayó inmediatamente en mis manos para que la leyera y opinara si podía ser llevado a escena. Se desarrollaba en el Teatro Colón, ahora convertido en cine Imperial, una temporada de revista con María Conesa como primera figura, y era empresario don Juanito Bustillo, propietario del coliseo. Escribía yo por aquellos años las crónicas teatrales de El Universal, y me ligaba fuerte amistad con don Juan Bustillo, casado con la que fue notable tiple, cómica, Virginia Oro. Una noche, don Juanito puso en mis manos el libreto de una revista que había escrito, solo o en colaboración no recuerdo bien, su primogénito, estudiante de preparatoria. Temía que le cegara el amor filial y quería la opinión de un amigo enteradillo en cosas de teatro antes de poner la obra de su hijo en manos de Miguel Wimer, director de la compañía. Leí el libreto, opiné favorablemente, pero no recuerdo por qué causa no se estrenó la obra, a la que había puesto o debió ponerle música Germán Bilbao; creo que fue porque la temporada acabó antes de lo previsto...
Pero Juanito Bustillo Oro ya había contraído "el mal del teatro", y tarde o temprano había de olvidar el camino de la Escuela de Leyes para seguir el de la Casa de Thalía. Andando el tiempo se unió con otro estudiante, también enamorado del teatro, Mauricio Magdaleno, de quien ahora recuerdo que por 1924 llevó a mi casa, por recomendación de un pariente suyo, don Pedro de Alba, dos o tres dramas que, me dijo, "acababan" de escribir; ambos –Bustillo Oro y Magdaleno– se asociaron para hacer un teatro, un "Teatro de Ahora". Hay que fijar la fecha: 1932.
El llamado Grupo de los Siete –J.J. Gamboa, Díez Barroso, Noriega Hope, Monterde, Parada León, los hermanos Lozano García– y La Comedia Mexicana habían realizado sendas temporadas de teatro mexicano, cuando aparecieron Bustillo Oro y Magdaleno organizando la temporada del Teatro de Ahora, en el Hidalgo, que iniciada el 12 de febrero, duró cinco semanas, representándose únicamente obras suyas, orientadas hacia un teatro político, probablemente, guardando la proporción en la equivalencia, al que hacía en Alemania, Erwin Piscator. Se representaron cuatro obras: Emiliano Zapata y Pánuco 137, de Magdaleno, y Tiburón –transposición mexicana del Volpone, de Ben Jonson; después llevada al cine– y Los que vuelven, de Bustillo Oro. Fue director y primer actor de la compañía, el comediante mexicano Ricardo Mutio, y decoró las cuatro obras el pintor michoacano Carlos E. González. La pieza que más gustó fue: Los que vuelven, que acaba de representar en el teatro de los Electricistas el grupo teatral La Linterna Mágica, con un éxito de público que pone en claro la calidad de esta magnífica pieza dramática, dialogada con fina desenvoltura, conducida a través de sus tres actos con mucho más que intuición, con rara habilidad de comediógrafo, que es lástima que se haya perdido para el teatro, ganado por el deslumbrante señuelo de los "churros de oro" de nuestro cine.
Bustillo Oro también intentó con fortuna el teatro frívolo. A los pocos meses de la aventura del Teatro de Ahora, estrenó en el Iris –1 de julio–, con la compañía de Roberto Soto, una revista, El periquillo sarniento, de visión folklórica retrospectiva: su colaborador fue Magdaleno. Se dijo entonces que lo recaudado por derechos de autor de esta revista, había permitido a Bustillo Oro y a Magdaleno hacer un viaje a España. Lo cierto es que a fines de aquel año, los jóvenes autores estaban en Madrid dando conferencias sobre teatro mexicano, y con éxito, porque lograron que la editorial española Cenit les editara –1933– su teatro, en dos volúmenes; el dedicado a Bustillo Oro incluye Los que vuelven, Masa y Justicia S.A. Bustillo Oro volvió al teatro, como autor: traduciendo y arreglando una comedia de Molnar, a la que tituló Una lección para maridos. Actualmente es uno de los más competentes directores de cine, y de los más "taquilleros".
Su pieza trágica Los que vuelven, que son los trabajadores mexicanos repatriados desde los Estados Unidos, acaba de ser representada por el grupo de Ignacio Retes, sobria y hábilmente decorada –para sortear los escollos de un escenario como el del teatro de los Electricistas– por Jesús Bracho. Asistí a su última representación; el bello y cómodo salón de espectáculos estaba ocupado en su totalidad por un público sencillo y cordial, compuesto en su mayoría por familiares de miembros del sindicato, que oyó con franco interés la obra, entrando en situación con los actores, y aplaudiéndolos cordial y jubilosamente. La verdad es que la obra salió muy bien, porque en el grupo teatral La linterna mágica hay valiosos elementos jóvenes, con temperamento, afición y disciplina. La señorita Gabriela Peré estuvo muy feliz en su papel de Remedios, la pobre anciana madre que da a la tierra ajena todo: salud, hijos y hasta la vida, particularmente durante el primer acto, el mejor de la obra de Bustillo Oro. El joven Raúl Zarra, logró excelente interpretación del difícil personaje que es Chema Toro; la escena del primer acto en que lee la carta del hijo perdido para el hogar y la patria, es para enorgullecer a quien aspira a situarse en el teatro. En Rafael Estrada y en Damián Pizá, hay posiblemente, dos futuros buenos actores. La señorita Carmen Guzmán no desmerece al lado de los citados; pero, en justicia, todo el grupo teatral La Linterna Mágica, es muy estimable y digno de celosa atención.