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Columna El Teatro
Cómo ingresó en el teatro profesional la actriz aficionada, señorita Virginia Fábregas
Armando de Maria y Campos
Para el sábado 30 de abril de 1892, la compañía dramática que dirigía el primer actor español Leopoldo Burón anunció su segunda función de abono con la pieza de Victoriano Sardou Divorciémonos, arreglo del actor Manuel Catalina y del autor y director Ceferino Palencia. Con esta obra había de presentarse ante el público del Principal como actriz de profesión la joven aficionada señorita Virginia Fábregas.
En el programa de la función se publicó una nota que decía: "Virginia Fábregas confía que sus compatriotas le dispensarán su benévola acogida, puesto que al empezar su carrera artística lo hace confiada en el cariño que en otras ocasiones le ha demostrado el público mexicano, y sin pretensiones de ningún género".
Virginia Fábregas se hallaba en la aurora de su belleza radiante –había nacido en 1872–, y con el espíritu templado en la adversidad que la había herido desde niña, obligándola a trabajar para ayudar al sostenimiento de su madre desde los doce años, allá en Campeche, su segunda patria chica; empleada después, con probrísimo sueldo en la escuela de Sordo Mudos, de la ciudad de México; estudiante normalista, después, hasta lograr con abnegación y constancia el ansiado título que ¡no la sacaba de la miseria!
Breve había sido su iniciación escénica; tres años habían corrido desde que se presentó por primera vez en una función verificada en el Arbeu, bajo el patrocinio de la esposa del presidente de la república, doña Carmen Romero Rubio de Díaz, a recitar un monólogo, éxito de circunstancias que le había abierto el seno de la Sociedad Carlos Escudero, en la que primero recitó –monólogo Las nubes– y luego representó las obras dramáticas y los sainetes de moda o en boga: Lo positivo, De mala raza, Pobre porfiado y Los hugonotes, piezas en las que la actriz había de preparar su peinado, sujeto con una sola horquilla, para que llegado el momento de leer la carta fatal o de recibir la terrible noticia, a un dramático ademán largamente preparado, la cabellera se soltara en forma trágica, espectacular. Como aficionada, el público tenía para Virginia Fábregas simpatía, elogios, alabanzas. Las más cálidas y espontáneas que recibió como aficionada fueron seguramente con motivo de su intervención en el programa de un concierto a favor del Asilo de Mendigos, celebrado en el teatro Nacional, la noche del 24 de agosto de 1891, recitando el monólogo de Eusebio Blasco Día completo. Sus triunfos como aficionada estudiosa y extraordinariamente hermosa, influyeron para que Leopoldo Burón le brindase desde La Habana un buen contrato para la temporada que tenía comprometido celebrar en México. Un cronista de la época dice que "la señorita Fábregas aceptó como un medio honroso para ser útil a su familia".
Porque sus triunfos como aficionada la habían colocado en un plano de renovada actualidad, y porque aquel año, de 1891, se avecinaba una tremenda competencia teatral; Burón, desde La Habana pidió al agente de negocios teatrales, Sandovalito, contratara a Virginia Fábregas en calidad de dama, con lo que reforzaba su elenco para darle la batalla al actor mexicano Ricardo López Ochoa, que preparaba su abono para el Arbeu, y según se dijo entonces, se hacía de las simpatías de los patrioteros.
Como ocurría siempre que se anunciaba la actuación simultánea de dos compañías del mismo género, el público se dividió en bandos. Esta vez las compañías eran la de Ricardo López Ochoa, quien en la introducción de su "Aviso al público", declaraba que si había promovido la venida de esa compañía, toda integrada por elementos extranjeros, era "para levantar el arte dramático de la postración en que yacía y poder volver a la escena las obras de autores nacionales". Su repertorio se componía de 32 obras nuevas de los repertorios francés e italiano; 65 comedias y dramas también nuevos, del teatro español; una colección de piezas y zarzuelas en un acto, y además, de "varias piezas de autores mexicanos".
El representante del actor Burón en México, Sandovalito, hizo circular el elenco de la compañía opositora a la de Ricardo López Ochoa. Fue éste: Primer actor y director, Leopoldo Burón; primeras actrices, Dolores Ricart de Ortega, Ana Mollá; director del género cómico, Vicente Roig; primeros actores, Francisco Alonso, Leopoldo Ortín; primera actriz cómica, Amalia Alonso; otra primera actriz y segunda dama, Victoria Sala; primera dama, Virginia Fábregas; características, Genoveva Valles; actriz genérica, Augusta Salvini; galanes jóvenes, Francisco Ortega, Emilio Armingod; actores, Carlos Ortiz, Baudilio Trillas, José González, José Dávila, etc., etc.
En el prospecto, decía el actor empresario: "Habiendo leído con satisfacción en varios periódicos de la capital, los progresos que en el arte dramático ha hecho la inteligente e instruida señorita Virginia Fábregas, no he vacilado en darle puesto preferente en mi compañía, convencido de que de este modo complazco a sus muchos admiradores, al par que me honro con su adquisición".