FICHA TÉCNICA
Título obra La familia Chulim
Espacios teatrales Teatro Lírico
Título obra Muérete y sabrás
Autoría Julia Guzmán
Espacios teatrales Teatro Ideal
Notas El autor menciona Muérete y verás de Manuel Bretón de los Herreros
Título obra Y amargaba
Autoría Jacinto Benavente
Grupos y Compañías Asociación Civil Teatro de México
Elenco Prudencia Griffel, Francisco Jambrina, Jesús Valero, Celia Manzano, Enrique García Álvarez
Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "De Benavente a Julia Guzmán pasando por la familia Chulim". Novedades, 1945. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>
TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO
Novedades
Columna El Teatro
De Benavente a Julia Guzmán pasando por la familia Chulim
Armando de Maria y Campos
Una breve excursión alejó al cronista de su centro de operaciones profesionales; la misma noche que salió a recorrer varios estados de la República, la cartelera teatral anunciaba el estreno de una comedia del gran dramaturgo español Jacinto Benavente, el primero de su tiempo en su patria, no importa sus diversos modos y modas de hacer teatro, según la época en que vivía su larga existencia. Siempre fue en México un estreno de Benavente un acontecimiento teatral, y un "taquillazo", como se dice en argot teatral cuando de éxitos económicos se trata. No estuve la noche del estreno, ofrecido por la Asociación Civil Teatro de México, rompiendo su costumbre de incluir en sus temporadas obras de autores españoles. Con Benavente se hizo una excepción.
En tanto desarrollábamos nuestra gira, el teatro Ideal presentaba como novedad el estreno de un autor –o autora– mexicano, Julia Guzmán, representando la comedia Muérete y sabrás, indudable imitación –me dije cuando aún no la conocía– del divertido sainetón de Bretón de los Herreros Muérete y verás popular el siglo pasado. Nunca ha sido un acontecimiento, ni menos en el Ideal, el estreno de una comedia de autor nacional en los escenarios mexicanos. Los papeles se cambiaban; una compañía o empresa refractaria a presentar obras de autores mexicanos, lo hacía, al parecer con todo decoro, y otra, que siempre había caminado de espaldas a los autores españoles, presentaba una de este origen a bombo y platillos. Sólo el Lírico continuaba fiel a la familia Chulim, los simpáticos yucatecos que aprovechaban de esta simpatía que se han sabido ganar del público metropolitano, regresando a su Mérida natal, después de haber recorrido medio mundo...
Antes de conocer las tres obras, para informar a nuestros lectores, tuvimos conocimiento de ellas, por las informaciones de nuestros colegas, con sorpresa –no por esperada menos lástima–, por lo que se refiere a la obra de Benavente, con tristeza por el cortés desdén que usaron los cronistas todos para reseñar la divertida comedia de la señora Guzmán. En dos noches nos pusimos al corriente, visitando los tres teatros...
Oímos a Benavente... Tuvimos el privilegio de oír a Benavente... ¿Que este don Jacinto que oímos en ...Amargaba, parecía ser el de La comida de las fieras, por ejemplo, o el autor que aun no hubiera escrito La malquerida, y que esbozaba el tremendo tema pasional en una obra en la que un personaje resultara "malquerido"? ¡Y qué...! Oíamos a Benavente en un primer acto de murmuración y de información de la vida de una Moraleda que ha pasado por la República, por la guerra que en su suelo hicieron alemanes e italianos contra rusos, y por la dictadura militar de Franco. ¿Y qué?... Volvemos a la Moraleda benaventina de "Pepa Doncel", y a gozar con su maravillosa manera de hacer comedias, no mejor ésta que las obras maestras de su producción total, pero sí de Benavente. ¿No es esto bastante?... Sí, lo es, y más satisfactorio si se agrega que un magnífico grupo de actores –Prudencia Grifell, Jambrina, Valero, Celia Manzano, García Alvarez– representó de modo admirable la bella comedia de Benavente. Su razón tendrán los cronistas españoles para atacar en los periódicos mexicanos la figura política de Benavente. El público desea ignorar al Benavente amigo de Franco, y lo aplaude como autor, lo mismo que hace treinta años.
En cambio, la crónica se mostró fría con la obra –mitad sainete, mitad farsa–, de Julia Guzmán Muérete y sabrás, que cumple y no es escaso mérito su propósito logrado de hacer reír al público del Ideal, acostumbrado a un género de teatro, por fácil a primera vista, tan difícil de realizar con fortuna. Planeado y resuelto el tema con gracia y agilidad, movidos sus personajes poco humanos con habilidad, hablada desde el principio al fin con naturalidad, la pieza de Julia Guzmán es una buena comedia. ¿Por qué se le castiga tratándola no como estreno de una estimable autora mexicana, sino como una simple comedia del repertorio mediocre del Ideal? En cambio a Benavente se le sacan todos los trapitos al sol... Cosas veredes, Mio Cid... como diría algún cronista antibenaventino.
La familia Chulim volvió al Lírico, se regresó de un largo y accidentado viaje. Fue recibida –como se merecía– con cariñosa simpatía. ¿Se meterá en política?... ¿Don Honorio se hará alemanista, Cheto padillista y doña Ramona, rendonista?... Todo puede ser. Esperemos, mientras María Tereza Montoya se dispone a hacer temporada en el Bellas Artes, bajo la dirección de Villaurrutia, antiguo director de Teatro de México, y Margarita Villaseñor pide al presidente de la República le ayude para construir un coliseo para su Teatro de México.