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Columna El Teatro
Las revistas periodísticas de Carlos Ortega en el Lírico
Armando de Maria y Campos
Como todas las semanas, desde hace varios años, el sábado último el teatro Lírico "editó" una nueva revista periodística, género de teatro frívolo que ha creado y que viene sosteniendo desde hace un cuarto de siglo, o más, el autor teatral Carlos Ortega, cuya fecundidad en nuestro medio –"y más de 100 en horas 24 pasaban de las musas al teatro"– sólo es comparable a la del Monstruo de la Naturaleza, Lope de Vega.
–Hace 30 años que escribo para el teatro –dice Ortega–, y vivo de él como autor. Me moriré escribiendo para el teatro...
Desde principios de este siglo, ya en el María Guerrero, ya en el Briseño, ya en el Apolo, teatros de barrio que empezaron a hacer "género mexicano", el "Chamaco" Carlos Ortega se inició como autor, estrenando zarzuelas o revistas con temas mexicanos. Más de mil títulos lleva representados y otros mil puede estrenar todavía. Un Monstruo de la Naturaleza... ¡teatral! No hay obra española que no haya merecido una parodia de Ortega, ni tema de actualidad mexicana que escapara a la fina, sensible malicia teatral de Carlos Ortega, que ha tenido como colaboradores, a casi todos los autores mexicanos o españoles que han visto representar sus obras de 1905 a la fecha: Mario Vitoria, el "Chamaco" Longoria, Fernández Benedicto, Capella, González Carrasco, Rafael Medina, Xavier Navarro, Humberto Galindo, Tirso Sáenz, Pablo Prida, Del Moral, Robledo, Benítez...
Ortega empezó escribiendo "como los autores de España", es decir, haciendo de la zarzuela mexicana una calca de la zarzuela española, pero poco a poco fue encontrando el camino propio, a través de revistas de la actualidad política mexicana, como La ciudad de los cartones, La Ciudad de los camiones, La república lírica, La tierra de los volcanes, hasta poder transitar libremente por el que ahora hace, y que es y no es teatro, si se tiene presente la definición clásica, porque no se le puede definir como zarzuela al modo español, ni mucho menos como sainete, ni como "vodevil" norteamericano, ni como revista de molde francés, español o argentino, sino como "teatro periodístico", periodismo en la escena, pretexto para comentar, representándolo, el suceso de la semana, la noticia de última hora...
El 11 de septiembre de 1942, se alzó el telón del teatro Lírico, iniciándose, con este simple hecho, una de las más brillantes temporadas de "teatro periodístico", que ha realizado la incansable, inagotable, fecunda capacidad productora de Carlos Ortega. Para esta temporada se conjuntó a los mejores elementos artísticos –náufragos de una fallida temporada en Bellas Artes–, y... se esperó a que ocurriera algo en la vida política o social de México para que Carlos Ortega, y su colaborador accidental, se pusieran a escribir el "estreno del sábado". Desde aquella fecha hasta estos días, así se ha venido desarrollando la ya triunfal temporada del Lírico. En el elenco, los mejores elementos locales o de paso de que se pueda disponer –Roberto Soto, la Wilhelmy, Celia Montalván, Angelillo, Tito Guízar, Emperatriz Carvajal, Hugo del Carril, Los Bocheros–, y, en el cartel, el comentario teatral, periodístico, del suceso culminante de la semana. La lista de títulos periodísticos, aciertos teatrales, equivaldría a trazar el índice de los acontecimientos políticos o sociales, nacionales o del exterior, que han conmovido a la ciudad de México, a la República entera, estas últimas ciento y pico de semanas.
Pero es justo citar en esta croniquilla los de mayor éxito: El máximo pachuco, que prolongó su tema en otras dos revistas: El tenorio pachuco y El año pachuco, Soto, rector, cuando los conflictos universitarios; La política está Ahumada, a raíz del escándalo político en la Cámara Baja por un discurso del diputado Ahumada. El éxito de dos películas: Alí Babá y los 40 ladrones y La monja alférez, se hace teatro en dos revistas de comentario periodístico: Alí Babá y sus 40 líderes y La monja alfélix; un libro o un éxito diplomático del canciller Padilla inspira a Ortega la revista El hombre libre de América; las declaraciones políticas del general Cándido Aguilar, hacen nacer la revista El cándido de Aguilar. Cada temporada de tenorios, por noviembre, da nuevo tema a Ortega para actualizar el mito de don Juan de acuerdo con el momento político. En 1908 escribió Ortega la primera parodia del Tenorio, Don Juan de huarache, y no ha pasado uno sin que su malicia teatral dejara de aprovechar la ocasión. Este año estrenó Aquí está don Juan Tenorio, con el tema de la sucesión presidencial. No escapó a Ortega, cómo podía escapar asunto de tan vivo interés como el cese del embajador en Cuba don Rubén C. Romero, cuyo personaje tan identificado con él mismo, Pito Pérez, pisó la escena del Lírico cientos de noches, ante el regocijo alborozado del público –todo México– que una noche, u otra, pero constantemente, acude al coliseo más típico de nuestra metrópolis cosmopolita.
A El hombre de América contra Pito Pérez siguió, la semana pasada, la revista periodística con el tema que brindó la llegada de los toreros españoles después de 8 años de ausencia: El compadre (léase Silverio) y Cagancho, y a este estreno, el que inspiró el asunto que es motivo de noticia de primera plana en todos los rotativos de esta fecha o de mañana: El tope de los precios.
¿Cuál será el título tema del estreno de Ortega el sábado próximo en el Lírico...? Ni el mismo Ortega lo sabe. Lo que ocurra hoy, o mañana, en México o en el mundo, y que, naturalmente, nos interese a todos. Ortega hace periodismo en el teatro, y ¿quién que es en el periodismo puede prever la noticia que se está formando y que apasionará mañana...?
Carlos Ortega la espera, y la hará teatro mexicano el sábado próximo.