FICHA TÉCNICA



Título obra Nunca es tarde

Autoría Arthur Sommer Long

Elenco Óscar Ortiz de Pinedo, Carmen Molina, Jesús Salinas Ortega (Chucho), Rosa María Gallardo, Carmen Molina

Espacios teatrales Nuevo Teatro Principal

Productores Manolo Fábregas

Notas El Nuevo Teatro Principal estuvo ubicado en la calle de Puebla




Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "Nunca es tarde, en el nuevo teatro Principal de la calle de Puebla". Novedades, 1965. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

Nunca es tarde, en el nuevo teatro Principal de la calle de Puebla

Armando de Maria y Campos

En Broadway triunfa cualquier cosa. Y la razón es obvia: En Broadway hay público para cualquier cosa. Cuando un empresario de México o de la Argentina, los dos centros teatrales pilares de Hispanoamérica, va a Nueva York en busca de obras de teatro qué ofrecer a sus respectivos públicos, se guía por los éxitos de la Vía Blanca. Pero sucede con frecuencia que los gustos del espectador neoyorquino son diferentes a los de México, pongamos por ejemplo de la cuanta que nos tiene.

Don Manuel Fábregas –Manolo Fábregas como actor y director–, no siempre acierta con lo que trae de Nueva York. A veces acierta a medias. En ocasiones acierta con un golpe bajo y directo a la taquilla. Este es el caso del "último éxito de Nueva York" que ofrece al público mexicano, y usamos un término nacional, porque antes de estrenarse Nunca es tarde en la ciudad de México, fue probada en algunos teatros de provincia.

Manolo Fábregas tiene un magnífico pie de actores para este género de teatro: Óscar Ortiz de Pinedo y Carmen Molina. Con ellos se pueden andar todos los caminos del teatro. Para reforzar las necesidades del reparto de la pieza de Arthur Sommer Long llamó a Chucho Salinas, cuya gracia de actor cómico es indudable, y a Rosa María Gallardo en la plenitud de su curvilínea primavera.

Nunca es tarde es, en verdad, una comedia que no nos importa y nos tiene sin cuidado. La acción sencilla y pueril se reduce al anuncio de la llegada de la cigüeña en el hogar de un matrimonio que está entre el cincuenteo y el sesenteo. El, es objeto de bromas; ella, se siente feliz. Pero la llegada tardía de este nuevo miembro de la familia hace la vida imposible al matrimonio que forman la hija del sesentón y un infeliz que tiene ingenio y mucha gracia y... colorín colorado.

Suceso tan insignificante ocurre nada menos que en la casi ignorada población de Calverton, en Massachusetts, en los Estados Unidos. Y como el autor no se pierde de vista como ingenioso, su pieza resulta una astracanada, menos que norteamericana; ¡sencillamente de Calverton!, lugarejo que hemos buscado en el mapa sin fortuna. Así marchan las cosas del teatro en México. Menos mal, dicho sea en honor a la verdad, que la interpretación es excelente, dentro del género del astracán gringo, por parte de Ortiz de Pinedo y Chucho Salinas; de Carmencita Molina, siempre en su justo medio y de Rosa María Gallardo que luce más hermosa que ayer.

La traducción es expósita. Está firmada por alguien, pero esa es una píldora que no se la traga ni el espectador más ingenuo. La traducción no es mala. Decimos lo anterior para que se vea el punto de vista imparcial de nuestro juicios.