FICHA TÉCNICA



Título obra El ruido

Autoría Margarita Urueta

Dirección Alejandro Jodorowsky

Elenco María Teresa Rivas, Carlos Ancira, Héctor Suárez, Enrique Reyes

Espacios teatrales Teatro Jesús Urueta




Título obra Víctimas del deber

Autoría Eugéne Ionesco

Dirección Alejandro Jodorowsky

Elenco María Teresa Rivas, Carlos Ancira, Héctor Suárez, Enrique Reyes

Escenografía Luis Urías

Espacios teatrales Teatro Jesús Urueta




Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "El ruido, de Margarita Urueta y Víctimas del deber, de Ionesco, en el teatro Jesús Urueta". Novedades, 1965. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

El ruido, de Margarita Urueta y Víctimas del deber, de Ionesco, en el teatro Jesús Urueta

Armando de Maria y Campos

La inquieta escritora Margarita Urueta ha escrito un mimodrama con el tema de unos pepenadores tan miserables como ignorantes. Nadie podrá negar que los personajes de este mimodrama titulado El ruido, son parientes cercanos de los hijos de Sánchez, autoprotagonistas del discutido relato de Oscar Lewis, y que son elementos que forman parte de lo que los defensores de Lewis aseguran que es investigación para fundamentar una cultura de la pobreza y de la miseria mexicanas. El espectáculo es conmovedor y lamentablemente triste; pobreza e ignorancia hasta la idiotez e instinto desbocado. El argumento no es nada. Cabe en el puño cerrado de un niño recién nacido. Pero el director Alejandro Jodorowsky lo ha miniado como se trabaja un camafeo y ha obtenido con él increíbles matices, contando con el magnífico material humano de María Teresa Rivas, Carlos Ancira y Héctor Suárez, además de Bernardette Landrú –que interpreta una muda que se expresa muy bien– y Enrique Reyes. La caracterización de sus tipos es perfecta y permite a Alejandro jugar su fantasía hasta lograr una exhibición impresionante de una de tantas facetas de la increíble pobreza mexicana. No soy partidario de llevar la miseria de la vida al teatro, pero reconozco que el relampagueante espectáculo Urueta-Alejandro es bueno y de calidad, porque también lo negativo tiene sus valores.

La segunda parte del programa la cubre un acto largo de Eugenio Ionesco titulado en castellano Víctimas del deber, definido por el autor rumano como seudodrama y que en larealidad es un brillante e ingenioso espectáculo del llamado teatro del absurdo, porque todo lo que se dice en él y pasa con velocidad vertiginosa es absurdo. Tengo para mí en la versión escénica que comento mucho tiene que ver la prodigiosa imaginación de Alejandro, que cuida el detalle hasta lo increíble y llega a fatigar la atención con tanta imaginería que de él brota como geiser incontenible. No será difícil que lo largo de este acto de Ionesco se deba a Alejandro. Deslumbra, a veces apasiona y en ocasiones fatiga, pero el resultado es un espectáculo cargado con dinamita de interés.

¿Argumento? ¿Tesis? Ni Ionesco ni Alejandro son capaces de ceñirse a tema o texto. Ambos son mar embravecido que no reconoce playas en reposo. Con su originalidad, con su absurdidez, lo inundan todo, y el espectáculo naufraga sin remedio y no sabe a qué atenerse. En el caso de Víctimas del deber se previene al público que se imagine lo que quiera, que suponga lo que le dé la gana, que estará en lo justo. El cronista como espectador tiene su opinión y está seguro que será distinta a los de la mayoría delirante.

Lo que no se puede negar es la calidad y la capacidad artística de los intérpretes, (el mismo equipo que interpreta El ruido). Cada uno está magnífico en lo suyo. En ocasiones cree el cronista que tan patético esfuerzo es infructuoso. Pero los hay místicos de Ionesco y de Alejandro. Ojalá el público de México alcance esta mística.

Muy expresiva la escenografía de Luis Urías para El ruido y deslumbrante y pródiga en juegos malabares la de Arnaldo Cohen para Víctimas del deber.