FICHA TÉCNICA



Título obra Iglú

Autoría Mark Feed

Notas de autoría Luis Gimeno / traducción

Dirección Luis Gimeno

Elenco Aldo Monti, Ignacio García Torres, Luis Gimeno, Virginia Gutiérrez, Eduardo McGregor, Teresa Grobois

Escenografía Santiago Burgos

Espacios teatrales Teatro Gante

Notas Luis Gimeno puede ser Luis Jimeno




Título obra Zoé, la ingenua

Autoría Jean Marsan

Notas de autoría Eleazar Canale / traducción

Dirección Ricardo Mondragón

Elenco Mari Carmen Vela, Alberto Catalá, Quintín Bulnes, Begoña Palacios, Leonor Llausás, Betty Salazar

Espacios teatrales Teatro Rotonda

Ilustraciones Fotografía: Leonor Llausás




Título obra Abolición de la propiedad

Autoría José Agustín

Dirección Mario Alcántara

Grupos y Compañías Tepito Arte Acá

Elenco Patricia Myers, Enrique Caballero

Música Grupo Ramsés

Espacios teatrales Compañía Shakespeare

Notas En el texto aparece el nombre de la compañía como Arte, Acá Tepito




Cómo citar Reyes, Mara (seudónimo de Marcela del Río). "[Iglú, Zoé, la ingenua]". Diorama de la Cultura, 1959. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

Diorama de la Cultura, Excélsior

Columna Diorama Teatral

[Iglú, Zoé, la ingenua]

Mara Reyes

Iglú. Teatro Gante. Autor, Mark Feed. Traducción y dirección, Luis Gimeno. Escenografía, Santiago Burgos. Reparto por orden de aparición: Aldo Monti, Ignacio García Torres, Luis Gimeno, Virginia Gutiérrez, Eduardo McGregor y Teresa Grobois.

Iglú es una comedia tolerable y nada más. El argumento un poco rebuscado y sencillo a la vez, carece de agilidad teatral.

Decididamente a Luis Gimeno, Dios no lo llama por el camino de la dirección. En mi opinión le falta una de las cualidades indispensables a un director, el saber medir el justo medio. Gimeno consigue lo que todo director trata de evitar: que sus actores nos hagan sentir continuamente que están mintiendo, y aunque el teatro es ficción, es preciso que esa ficción sea revestida de veracidad. En contraposición a su director, Virginia Gutiérrez trató de actuar con toda naturalidad, lo logró en tal forma que lo confundió con no actuar. Aldo Monti, durante todo el transcurso de la comedia estuvo desbocado, exagerando la situación, pero en el caso de ambos actores la culpa no es tanto de ellos como del director, el cual debe dar el tono y el marco dentro del que debe moverse el actor. Luis Gimeno necesita aprender que entre los actores debe haber una interrelación, debe existir un acoplamiento. Las mejores actuaciones fueron la de Teresa Grobois en la interesada Clara Duval y la sostenida actitud impertérrita de Ignacio García Torres, en el inteligente Kimo.

La escenografía fue de lo mejor de la comedia. Ojalá que con las representaciones subsecuentes, ya sin los nervios del estreno, se asienten los actores, con lo cual ganará en comicidad y en calidad la comedia.

Zoé, “la ingenua”. Teatro Rotonda. Autor, Jean Marsan. Traducción del licenciado Eleazar Canale. Dirección, Ricardo Mondragón. Escenografía, ¿? Reparto por orden de aparición: Mari Carmen Vela, Alberto Catalá, Quintín Bulnes, Begoña Palacios, Leonor Llausás y Betty Salazar.

¡Cuán destructora puede resultar la verdad cuando se dice sin ambages! He aquí la tesis de este vodevil. El personaje del cual se vale el autor para hacer su crítica es Zoé, una joven que no ha tenido educación, no tiene prejuicios y acostumbra decir la verdad siempre; y a través de esa sinceridad que la caracteriza, el autor se burla de las convenciones sociales y de la hipocresía humana, que a pesar de todo es indispensable para la convivencia, según se saca en conclusión.

En rigor la obra no pasa de ser un vodevil entretenido, que divierte, pero que divierte en buena lid.

Begoña Palacios desempeña con bastante soltura el papel de Zoé, “la ingenua”, así, entre comillas. Mari Carmen Vela, en el papel de Ana María, luce su físico... aunque su voz no le ayuda. Quintín Bulnes con una comicidad discreta, sin exageraciones, cumple su cometido, lo mismo que Alberto Catalá, quien necesita centrarse aún más en su papel. Bien la breve intervención de Betty Salazar. E indiscutiblemente la que mayor personalidad dramática posee es Leonor Llausás, quien desde su primera aparición en Un alfiler en los ojos ha demostrado que puede ser actriz, que lo es ya. Debería cuidar más el repertorio de sus apariciones.

La dirección, discreta y sin demasiadas complicaciones. En resumen una obra ligera que le divertirá.