diorama teatral
mudarse
por
mejorarse
por mara reyes |
Teatro Jiménez Rueda. Autor: Juan Ruiz de Alarcón. Dirección: José Luis Ibáñez. Escenografía y vestuario: Vicente
Rojo. Coordinación musical: Alicia Urreta. Diseño de utilería: Julio Alejandro. Reparto: Raúl Dantés, Rita Macedo, Carlos Fernández, Julissa, Sergio Jiménez,
Claudio Obregón, Felio Eliel, Carlos de Pedro, Sergio Verduzco, Dolores Linares, Miguel Flores, Francisco Ornelas y León
Chávez.
El cúmulo de
estrenos que se han sucedido en nuestra cada vez más activa ciudad, me había impedido hablar de la obra Mudarse por mejorarse, de
Juan Ruiz de Alarcón, con la cual se ha puesto en marcha -después de una serie de espectáculos inaugurales- la nueva sala del Instituto Nacional de Bellas Artes, bautizada con el nombre de Teatro Jiménez Rueda, en homenaje al insigne dramaturgo. Según palabras del director del INBA, señor José Luis Martínez, parece ser que “este local es el mejor
construido
y el mejor equipado de los nuevos teatros de la ciudad de México”. ¡Enhorabuena! Después de la desilusión que causó el nuevo
Teatro Comonfort, el Jiménez Rueda viene a llenar una necesidad que era
impostergable:
la de que el INBA tuviera en su haber un teatro que sirviera
eficientemente para los quehaceres escénicos, especialmente de las jóvenes generaciones
profesionales de autores, directores y actores, que precisan de un lugar idóneo donde desenvolverse.
Asistir a la representación de Mudarse por mejorarse deja una sensación de rebosante satisfacción. Nunca soñó, seguramente, Juan Ruiz de Alarcón, al
escribir esta
obra -que era respuesta a los ataques que Suárez de Figueroa le hacía en El pasajero-, que los personajes que estaba creando,
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serían revividos con tan límpida pulcritud y tan vehemente entusiasmo, más de tres siglos después.
José Luis Ibáñez vuelve a llevarse la palma -como en otras memorables ocasiones- con la
dirección de esta comedia, en la que el enredo comienza a dejar
paso al
costumbrismo y al trazo de caracteres. Se advierte claramente, el dominio que del “buen
decir” tiene Ibáñez. Todos
sus actores matizan y entonan el verso con una fluidez en la que no tiene cabida ningún género
de artificio.
También en lo plástico, Ibáñez se muestra conocedor. Da a la comedia una dinámica casi balletística, pero manteniendo siempre la mesura para no
caer en la exageración, salvo cuando ésta es reclamada por la situación burlesca. Al lado de
tres actores experimentados y que han demostrado su eficiencia
en el oficio, como son Rita Macedo, Raúl Dantés y Carlos Fernández -quien con un estricto
sentido del equilibrio sabe
dar a Don García, sus dobles características, de galanura e hipocresía, de gentileza y ruindad-, alternan
otros actores
de más recientes horneadas, como: Julissa -cuya
interpretación es impecable-; Sergio Jiménez -un actor de gran porvenir-; Claudio Obregón -quien revela una superación que ya se dejaba sentir desde El hilo rojo-; Felio Eliel, Sergio Verduzco, Carlos de Pedro, Dolores Linares, Francisco Ornelas y León Chávez. Éstos, a la par que los tres primeros mencionados, saben sacar el mejor provecho a sus
respectivos papeles.
Los diseños de la escenografía y el vestuario son de Vicente Rojo, y poseen riqueza en los motivos
plásticos, buen gusto y economía de recursos. Muy bien aprovechado el
escenario giratorio. La
coordinación musical, excelente, es de Alicia Urreta.
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