Sobre el Edipo rey del Teatro Universitario. II Armando de Maria y Campos |
Dando por hecho que don Ulises Petit de Murat se sirvió en gran parte de la versión de Edipo rey, del P. Ignacio Errandonea, S.J. (Madrid, 1942), precisa reconocer que la suya, que representa el grupo teatral que se acoge el Teatro Universitario, quedó muy teatral, clara y acccesible a todos, cultos y "pueblo espeso, municipal". Es obra difícil de leer y más de representar. Y no se diga entre nosotros, donde toda audacia encuentra reparos, murmuraciones y hasta "chistes". Porque los mexicanos padecemos "chistomanía" para enjuiciar, comentar todo, forma destructiva de lamentar que las cosas no se hacen como uno quisiera, si uno se decidiera a hacerlas. Abundan las opiniones adversas a la puesta en escena, por el Teatro Universitario, porque lo dirigió y protagoniza un actor argentino, porque la traducción es argentina -ya digo yo que, al contrario, es muy española clásica, si resulta que está originada en la del jesuita español; porque el coro baila, porque el escenario es inadecuado, porque el escenógrafo no fue demasiado simple, porque la actriz que hace de Yocasta usa una falda demasiado estrecha... |
todas presentan distinta indumentaria; cada una en su tiempo revelaba que "los griegos eran así". No es frecuente representar Edipo, y por eso no hay documentación abundante, ni en suntuaria, ni en escenografía. Tengo fichadas una representación en Londres en 1912, otra en Cambridge en 1920 y otra en Quito, en el Colegio de los Jesuitas de Cotocollao, en 1935. Digo esto, no como pretexto para lucir erudición discreta; sencillamente para insinuar cuán difícil es llevar a escena teatro tan comprometedor. ¿Cuántos conocen la acotación de Sófocles sobre el escenario de su tragedia? Basta leerla -me refiero a la traducción de Errandonea- para saber lo difícil que resulta para cualquier director o escenógrafo meter tanto en generalmente tan poco espacio. Ahora téngase en cuenta lo que permite el del escenario del teatro del Seguro Social. Por todo esto resulta hábil y del mejor gusto, siempre sirviendo a la obra, la escenografía de Prieto, atenta siempre a ocultar todo lo que no tiene de teatro el así llamado del IMSS. |
Género muy difícil de representar ahora el trágico griego, más que nunca falto de sorpresa para el espectador -el enterado, por supuesto-. Ya lo era en su tiempo. Y lo decía Ateneo, autor contemporáneo de Sófocles: "Es cosa linda esto de escribir Tragedias, porque, en primer lugar, los espectadores se saben ya de antemano toda la leyenda aun antes que el actor diga esta boca es mía. Así que no tienen sino mencionar sus nombres. Digo yo: Edipo, y ya ellos se saben todo lo demás: Su padre se llamaba Layo, su mujer Yocasta, las hijas fueron tal y tal, los hijos fulano y zutano, hizo esto y lo de más allá. En cambio nosotros los cómicos, ya es otra cosa: todo debemos de inventarlo: los nombres nuevos, lo que precedió a la acción, lo que ahora está pasando la catástrofe, el prólogo, todo. ¡Y pobres de nosotros si un Cremes o un Fedón se olvidan de algo de esto! Nos viene la rechifla. Los Péleos, Los Teucros (de la Tragedia), éstos sí pueden hacer lo que deseen". Género difícil de repesentar, repito, y más que en ninguna parte, entre nosotros, porque en cada espectador hay un Catón, y no se diga qué clase de Catones se refugian entre los comentaristas del suceso teatral periódico. |