FICHA TÉCNICA



Título obra Juana de Arco en la hoguera

Autoría Paul Claudel

Notas de autoría Álvaro Arauz / traducción

Dirección Cipriano Rivas Cherif y Julián Duprez

Escenografía Manuel Fontanals

Notas de Música Arthur Honneger / discos grabados

Vestuario Casa Films

Espacios teatrales Teatro de La Casa de Francia




Cómo citar Maria y Campos, Armando de. "Se representa en el teatro de La Casa de Francia, en México, el misterio dramático Juana de Arco en la hoguera de Paul Claudel". Novedades, 1949. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

Novedades

Columna El Teatro

Se representa en el teatro de La Casa de Francia, en México, el misterio dramático Juana de Arco en la hoguera de Paul Claudel

Armando de Maria y Campos

Se ha comparado la obra de Paul Claudel –que octagenario continúa produciendo, hondo y austero–, aureolada de claridades místicas, con los vitrales de las iglesias que, cuanto más viejos, parecen filtrar la luz con un misterio más devoto. En La Casa de Francia, en su teatro que evoca el de los Campos Elíseos parisienses, se ha representado, bajo la dirección de Cipriano Rivas Cherif y de Julián Duprez, Juana de Arco en la hoguera, publicada en París en 1938 y representada en Francia por primera vez en los días anteriores a la última guerra, en forma de oratorio, con un fondo musical de Honneger, procurando, con esta versión, alejarla del teatro propiamente; durante la resistencia francesa se representó varias veces, indistintamente al aire libre, y en versiones de cámara. Subió ahora al escenario de La Casa de Francia, como teatro de cámara, usándose el fondo musical de Honegger, en discos grabados. La "disposición escénica" fue encomendada a Fontanals, y estuvo sobria y del mejor gusto. El vestuario se solicitó a Clasa Films. La traducción castellana de Álvaro Arauz, como de hombre de teatro al fin, muy clara y conservando el aliento poético característico de Claudel, legítimo continuador de los autos sacramentales españoles.

No pude asistir a la primera representación y no oí "la primera lección breve del curso sobre La Universalidad del Teatro Francés", de Rivas Cherif, con que se abrió el espectáculo; ignoro, pues, si Rivas Cherif aludió en su plática a esta pieza, y cómo la definió. Claudel la califica de "oratorio dramático", pero es, en realidad, un drama musical con ritmo de ballet, espectáculo sin definición rígida posible, en el que entran por igual la palabra y el movimiento, el sonido y la plástica. La crítica técnica, o mejor, la especializada teatral, opina de los "misterios modernos" de Claudel, que carecen de teatralidad, que no son dramas poemáticos, sino herméticos poemas dramatizados, en los que el místico que es Claudel –el poeta cede la primacía al creyente–, quiere poner en estado de gracia al auditorio; persuadirlo de que la fe salva al hombre, que la renuncia a los placeres vanos, une al hombre con Dios, que la máxima de la más alta sabiduría es la repetida en La anunciación a María: "olvídate de ti mismo". Por su interesada parte, la crítica pura, la literaria, expone que "compuestos en una prosa finamente escondida –L'annonce faite à Marie (1912) y L'otage (1914); después Rehén y esta Juana– tienen, leídos, indiscutible belleza literaria; lucen sus parlamentos la morosa galanura del gran poeta simbolista, pero adolecen de una isócrona cadencia de letanía. "Lo mismo que un autor de boulevard abusa de los cíngaros sobre el tablado, resume François Mauriac en Dramaturges, Claudel se sirve, a veces, sin discreción, de carrillones y de liturgias".

La primera obra de Claudel data de 1869 –Téte d'or– y la última (de que tengo noticia) de 1929 –Le soulier de satin–. Este largo espacio de dos años, fue llenado con otras ya muy famosas obras de teatro y de poesía pura. Claudel no ha dejado de ser un autor minoritario, y de su teatro únicamente han llegado a representarse en Francia L'otage, L'annonce faite à Marie y Jeane D'Arc au boucher y Cristóbal Colón, en Alemania, pero son bien conocidas de quienes leen, aparte de las señaladas, Le pain dur, La sagesse aun parábole du festin y Le pére humilié. Remy de Gounrmont, en Le livre des masques II, señala en Claudel influencias y parentescos ilustres: Esquilo, Shakespeare, Whitman, Charles Louis Philippe y Henri Peyre en Hommes et ouvres du XXe. siécle, asegura de Claudel que "entre todos sus contemporáneos (es) quien da más seguramente la impresión del genio".

Juana de Arco en la hoguera fue estrenada en el Teatro Municipal de Orleans, por un conjunto de artistas calificados, entre los que había por mitades de la Ópera de París y de la Comedia Francesa, encabezados por Ida Rubinstein, intérprete de dramas musicales, quien no obstante su larga vida pudo, con su arte magnífico, reconocido, encarnar a la Virgen de Orleans, una bella y muy apta actriz joven mexicana, Magda Guzmán; encargándose del difícil y responsable Hermano Domingo, un excelente actor hecho en México: Gustavo Rojo; el resto del numeroso reparto fue cubierto con actores de teatro experimental; todos compusieron una versión muy estimable.

La pieza de Claudel es muy breve: un acto único, dividido en nueve escenas de muy escasa duración. En tan limitado espacio de tiempo, no se podía encerrar la vida de Juana de Arco; Claudel eligió un solo momento: el postrero, es decir, aquel en que la doncella alcanza la cima de su calvario, que culmina en la visión de la hoguera, y que hace a Claudel poner en boca de la virgen heroica, guerrera y santa, pero al fin adolescente y humana, la bella frase de que las llamas serán su vestido de novia.

Juana de Arco en la hoguera se ha representado en el teatro de La Casa de Francia –Nazas 43– no más de media docena de veces, y más bien ha sido ante escaso auditorio. Auténtico teatro de minorías para mayorías indiferentes. Por eso me ha parecido urgente registrar la singular efemérides. Ha sido un privilegio escuchar y ver –no importa qué modestamente– este producto dramático maduro de aquel muchacho que el 25 de octubre de 1836 contaba dieciocho años, entró en Notre Dame de París, para oír la misa de medianoche y mientras se sumergía en las pompas litúrgicas, su corazón se sintió tocado por la gracia de Dios... ¡Había nacido un gran poeta y dramaturgo católico, de cuyo soplo místico había de brotar L'annonce faite à Marie, la más grande y la más alta de sus obras, que sigue alumbrando su teatro con el resplandor de sus apariciones...